LA DANZA DE LA LLUVIA - tradición del desierto
Nubes en el secano lavallino. |
Llové cielito, llové,
humedecenos el alma
para que crezca el
junquillo,
la jarilla y la retama.
Llové cielito, llové;
llové cielito, llové.
La sequía
Alguna vez, soñó con ser río... |
La memoria del pueblo
lagunero, volaba en el tiempo. Lejos estaban los días en que Hunuc Huar proveía
agua de los cerros y el lucero se reflejaba en las lagunas, tras un breve paseo
con la luna.
Había agricultura, caza,
pesca y el bien preciado del agua, hasta que un día llegó un hombre de otras
tierras y los dioses dejaron de escuchar... de proveer.
Se secaron las lagunas y
los rituales ancestrales se debilitaron, perdiendo el control que ejercían
sobre los elementos.
El fantasma de la sequía
asedió con sus andrajos el suelo fértil, agrietando de a poco los misterios de
la tierra y derrotando el sueño esperanzado de las semillas.
¡Kalue[*], Kalue!, grita
el hombre a los cuatro vientos, en una súplica inconmovible.
El pueblo Huarpe que no se
sienta a esperar, busca y pide agua.
De los "Apuntes del camino", febrero de 2018.
La Danza de la lluvia
Adaptación Enrique Guerrero.
Las pocas casas dispersas
en la inmensidad de los médanos, anuncian con su humildad silenciosa, la
llegada a Lagunas del Rosario.
Llegando a Lagunas del Rosario. |
Es 22 de enero y a los
cantantes, "guitarreros" y vecinos, se les ha sumado el santo.
La gente del pueblo lagunero, con una devoción poco usual se alista para bailar fuera de la casa, lo que sea necesario: ¡hasta que llueva!
Colección Vestigio Huarpe de Fidel Roig Matóns. |
La imagen de San Vicente preside la celebración, dentro de un fuentón, "con el agua hasta las rodillas", alumbrado por velas encendidas, que aportan al momento, el peculiar aroma del sebo quemado.
Unos dicen que es San Vicente de Ferrer, otros de Paul, lo cierto es que el santoral del 23 de enero, le corresponde al primero.
De a poco y de todas direcciones, llegan los vecinos portando bandejas con comida y dejan alguna que otra empanada, a medida que pasan junto al santo, y los más entusiastas, hasta le hacen brindis con el vaso de vino en alto.
Guitarreando, cuecas cuyanas. |
Y así comienzan a sonar las cuecas cuyanas, sacudiendo la arena dormida, sobre la mansedumbre geográfica de los médanos.
La gente no demora en salir a bailar "a pata pelada", en honor a San Vicente, esperando que arrime nubes de agua al secano.
De a poco la felicidad se abraza a la esperanza, y cada "aro aro", se va convirtiendo en la oración del momento.
- ¡Bailemos, que aún nos faltan treinta y ocho cuecas, para completar las cuarenta!, grita alguien entusiasmado, que entre vueltas y medias vueltas, se entrega al juego amoroso de la seducción, paseando con gracia el pañuelo.
- ¡Quizás llueva, quizás no!, ¿y si no llueve?...
Viajera nube del campo,
no pasés moviendo arena,
bájate en gotitas frescas,
que no se quede la seca.
San Vicente, aquí en el monte
del desierto lagunero,
tiene vino, tiene velas,
cuequeros y guitarreros.
Caluyo del desierto (Kaluyo)
Letra y Música: Sandra Estela Amaya
¿Y si no
llueve?... Alguien me contó por ahí, que "ponen al santo en penitencia",
enterrándolo cabeza "pa´bajo" en el corral de los chivos, ¡hasta que
llueva!
Como siempre, me despido
con un abrazo cordial y el deseo de que la vida, nos brinde buenos senderos
para andar.
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Preservar el patrimonio cultural y las tradiciones,
constituyen los únicos caminos posibles, para mantener vigente la historia de
nuestros orígenes.