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LA PIEDRA DEL INCA

Johann-Moritz-Rugendas
"Punta de las Vacas" (1838)
(óleo de Johann Moritz Rugendas - 1802/1858) 
 

Por: Enrique Guerrero.



Los primeros visitantes


Las expectativas de los viajeros, que cruzaron la cordillera de Los Andes por el Paso de Uspallata, a finales del s. XVIII y principios del XIX, se encuentran plasmadas en las hojas de muchos libros.


Sus mentes científicas iban del análisis al asombro, extraviándose en ocasiones con el misticismo local, que encendía una chispa fascinante, que los conducía a campos inexplorados y de posibilidades infinitas. 


En uno de esos tantos relatos, encontré un párrafo que me maravilló por su contenido fantástico y aunque John Miers lo menciona como una anécdota al pasar, registra una antigua leyenda, que los arrieros contaban cuando hacían noche o "rial"[1], en el del Paso de Uspallata, último tramo del Qhapac Ñan o Camino Real Inca, que se pasaba por Mendoza.


Huayna Cápac[2] (1493 – 1525), undécimo y antepenúltimo emperador inca, se internó en lo que hoy es territorio argentino:


“más allá del Tucumán, por las tierras diaguitas, eligiendo un camino distinto del que transitó su padre, de modo de visitar las comarcas al naciente de la gran cordillera y honrando a los pueblos agrícolas de Cuyo que ya habían prometido su alianza” 


Atahualpa: "Memoria de un dios", de Daniel Larriqueta


(Salvo especificación contraria, todos los términos empleados fuera del castellano, corresponden al idioma quechua).




Incaj Rumin


(La piedra del Inca)


Adaptación: Enrique Guerrero.


Como acostumbraba, cada tres años el emperador inca y su séquito real, iniciaban un largo periplo por el Qhapac Ñan[3], que los llevaba a recorrer las extensas comarcas, dispersas al sur del imperio.


El Qulla-Suyu[4], región de los coyas o de los sabios (qulla: eminencia, sabio y suyu: región), comprendía un vasto territorio, que partiendo desde el Cuzco (Qosqo: ombligo del mundo), se internaba por el norte argentino y seguía las laderas orientales de la cordillera, hasta las tierras de los huarpes Milcayac[5], en Cuyo.


Una vez en el Pueblo de las CenizasUspallata (ushpa: ceniza, llaqta: aldea o pueblo), hacían un alto en el Tambo Real de Ranchillos, para luego internarse por una quebrada, que los conducía al corazón de los cerros. 


Ruinas arqueológicas incaicas "Tambillitos".

El primer destino entonces, era un tambo pequeño, situado junto a la vera de un arroyo clamoroso y cristalino, que volcaba sus aguas en un río mayor.


Tambillitos, tal era su nombre, les ofrecía un espacio para descansar, alimentarse y atender al ganado de carga, en su mayoría llamas.  


Tras lo cual, continuaban la marcha hasta llegar al pie de una gran roca, donde le rendían culto al Apus más importante de la región, el Aconcagua, solicitando que mantenga el orden cósmico durante el viaje y protección para la familia y el imperio.


La Piedra del Inca.

Las ofrendas incluían oraciones, carne de llama o vicuña, hojas de coca, chicha y todos aquellos elementos, que eran del agrado de Pachamama, tras lo cual  proseguían el sendero, que pasaba por el Puente del Inca y algo más allá, les ofrecía la imponente vista del Aconcagua.

Desde allí, una vereda que partía hacia el oeste y tenía por destino las tierras "huiliches", al otro lado de las montañas, marcaba el final del viaje.



En el año 1534, con la muerte de Atahualpa y la caída del imperio inca, extrañas fuerzas convergieron sobre la "roca" que sirvió para los rituales, partiéndola en cuatro partes, las que de acuerdo a profecías amautas[7],  volverán a unirse por sí mismas, el día que el Imperio Inca sea restablecido.



Y así, desde aquellos lejanos días, esta historia continuó su camino, yendo de boca en boca y de fogón en fogón, hasta convertirse con los años en lo que es, una antigua leyenda mendocina. 





La Piedra Del Inca


(Incaj Rumin)


"La piedra del Inca" - Polvaredas.
(Imagen de Manuel Sanz)
Latitud: S32 48.808 

Longitud: W69 40.755


La Piedra del Inca, se encuentra en la localidad de Polvaredas, al pie del cerro Peñón Rajado, sobre el lateral sudeste de la actual RN 7, antiguo tramo del Qhapac Ñan Inca.


No sería extraño que debido a la simbología que representaban las piedras en la cultura incaica, esta roca hubiera sido protagonista de las ceremonias, que narraban antiguamente los arrieros.


Vale recordar que la cosmovisión de los pueblos originarios andinos, establecía una conexión sagrada con "Pachamama": madre de la Tierra, el tiempo y el universo. Tal equilibrio se sostenía en el respeto por todos los seres vivos que integraban el mundo natural, en el que se incluían a las piedras y rocas, a las que además, se les asignaba un carácter sagrado, por su longevidad.





Santuarios De Altura


Cabe mencionar que en 1985, en este mismo tramo y sobre una de las laderas del cerro Aconcagua, a 5.300 metros de altura, un equipo de escaladores mendocinos, encontró entre dos pircados semicirculares, un fardo funerario conteniendo a un niño momificado. El origen del hallazgo, se debió a la "capacocha" inca, ceremonia realizada para agradecer a Inti, el dios sol.


la-piedra-del-inca
El "Niño del Aconcagua".

La capacocha (qhapac: real, hucha o jucha: obligación, culpa), consistía en el envío de un mensajero a los dioses, para lo cual, se le otorgaban cuidados especiales a la persona elegida y al adoratorio que estaría situado en la wak'a[6], en este caso, la Pirámide del Aconcagua.


Luego se lo dotaba del tradicional ajuar y de las regias ofrendas, que portaría en su viaje.


Resulta conveniente aclarar que el mensajero no era sacrificado, se lo dejaba con la intención de que se reúna con sus antepasados, los que según sus creencias, observaban desde las alturas. 



Sólo en los adoratorios más importantes del Tawantisuyu, se realizaban este tipo de ceremonias, lo que pone en relevancia la importancia que revestía el Aconcagua, para esta cultura.





Relatos de Viajeros


El siguiente relato extraído del libro "Travels in Chile and La Plata - 1819/1824" de John Miers, cuenta esta pequeña y gran historia, que fue la que me inspiró para escribir la leyenda.



..."La vegetación va desapareciendo de las montañas; todo parece estéril y salvaje. Uno de los bloques, caído desde arriba, ha quedado depositado en medio de esta planicie; cuando lo vi por primera vez, era de forma casi cuadrangular, dividido por dos fisuras verticales en cuatro secciones. Una de las cuales se ha inclinado desde entonces. Los arrieros le atribuyen una historia maravillosa, es la Piedra del Inca sobre la cual, dicen, el emperador de Perú en sus viajes trienales a Chile, realizaba algunas ceremonias religiosas; en la época de la disolución de la monarquía de los Incas, la piedra se partió súbitamente por influencias sobrenaturales y se unirá de nuevo cuando el imperio de los Incas sea restaurado"...


VIAJE AL PLATA, de Johnn Miers (1819/1824).




Me despido de todos ustedes, agradeciéndoles la visita e invitándolos a que recorran el blog, en busca de otras publicaciones que sean de su agrado.













[1] real o "rial" (coloquial): término empleado durante la época colonial, para definir un paraje elegido, en el que se hace un alto o estadía pasajera.
[2] Huayna Capac (castellanizado del quechua): rey joven. Wayna: joven, qhapac: acaudalado, rico, soberano.
[3] Qhapac Ñan (s.): camino real. Qhapaq o qhapax: acaudalado, rico, soberano; ñan: camino.
[4] Qulla Suyu: castellanizado como Collasuyo.
[5] Huarpes Milcayac: los huarpes estaban divididos en tres parcialidades, huarpes Allentiac, en San Juan; Miilcayac en Mendoza y Puntanos, en San Luis.
[6] Wak'a (s.):   Dios de la divinidad, deidad, cosa sagrada. Ofrendas presentadas al sol, a las grandes cordilleras, nevados, todo lo singular o lo sobre natural.
[7] amauta:  hombre encargado de comprobar los hechos de la historia quechua para recitarlos públicamente en las fiestas del sol.





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* Tambo Incaico de Tambillitos.

Preservar el patrimonio cultural y las tradiciones, constituyen los únicos caminos posibles, para mantener vigente la historia de nuestros orígenes.


El Vampiro de Barriales

Plaza "Mercedes Tomasa de San Martín de Balcarce"
(Los Barriales)


¿Cuento de misterio, leyenda o mito?...


Por: Enrique Guerrero.


 Casi todas las historias, que con el paso de los años han ido pincelando nuestra vívida imaginación, tienen un origen incierto, se desarrollan en un lugar indeterminado y ocupan un espacio y un tiempo, que pocas veces se  puede precisar.

Esta en particular, a finales de agosto del presente año, cumple medio siglo de vida y nació como resultado de un suceso, que sumió a toda la localidad en la incertidumbre y el desconcierto, atrayendo las miradas de la prensa provincial, nacional y de la policía local.


Habían pasado tan sólo tres años desde que el hombre conquistara la Luna, a fines de julio del ´69 y flotaba en el aire, una sensación de optimismo y felicidad, que rayaba por momentos la omnipotencia, donde todos los caminos eran posibles, para un hombre que atravesaba decidido, la segunda mitad del siglo XX.


Fuera de los actores que la protagonizaron y la gente de los alrededores, la comunidad en general y la prensa del momento, la tomó con descreimiento e ironía. No había espacio en el periodismo, para criaturas mitológicas, seres híbridos o vampiros, sin embargo, cuando finalizaba el invierno del '72, ocurrió.



EL Vampiro de Barriales


leyenda rural

Adaptación: Enrique Guerrero.



Viñedos invernales.


Las mañanas invernales en Los Barriales, despiertan con casitas dispersas, chimeneas humeantes y surcos de tierra, donde reposa la helada, que pacientemente tejió la noche. El aclarar de a poco, destaca las formas retorcidas de los sarmientos, haciendo estallar los viñedos, en una sinfonía inconclusa de ocres, montañas y vino.


En el hogar, el aroma al café recién hecho, el mate cocido, la leche, las tortas con chicharrones y el pan casero cortado sobre la mesa, atestiguan el trajinar propio de la familia, que se va desperezando, para iniciar la jornada.


Finaliza agosto del '72 y un poblado de pocos habitantes, en su mayoría agricultores, ignora que está a un paso de protagonizar una historia, que trascenderá los límites de nuestra provincia.


Aquella mañana, como muchas otras, don Pancho se dirigía al chiquero para alimentar a los cerdos, cuando al pasar junto al gallinero, le llamó la atención el silencio, al que se habían llamado las aves y para mayor sorpresa, la puerta estaba entreabierta, siendo que él, ritualmente la aseguraba con unas vueltas de alambre.


Sin vacilar ingresó al mismo y cuán grande sería su asombro, al descubrir que todas sus gallinas estaban muertas y dispuestas en una circunferencia, que causaba espanto. Lentamente se acercó a las aves y una por una las fue empujando con la punta del pie, como queriendo despertarlas, pero el rigor mortis, le anunciaba que el sueño en el que estaban sumidas, ya no se los permitiría. 


Mientras se esforzaba en descifrar la escena de horror que presenciaba, las preguntas se agolpaban en su cabeza, sin que una sola respuesta, aportara un rayo de luz a lo sucedido. 


¿Por qué no escuchó ningún alboroto en el gallinero, siendo que las aves estaban siendo atacadas?, ¿De qué habían muerto, si no se observaban rastros de sangre?,  ¿y los perros, extremadamente guardianes por naturaleza, por qué no delataron con sus ladridos, la presencia de un extraño en la propiedad?...


Estaba en esas cavilaciones, cuando advirtió las marcas dejadas por unos pinchazos, en el cogote de los pollos, los que a pesar de su gran tamaño, pesaban muy poco, como si se los hubiera desangrado...

Alarmado, con furia y tristeza, corrió a contarle a su mujer l0 sucedido. Ella permaneció por un rato en silencio, haciendo muecas de no entender lo que oía, por más que Pancho se esforzaba en darle los detalles del caso. Estaba claro por las marcas en el cogote de las aves, que el responsable había sido un animal, aunque la disposición geométrica y hasta casi ritual, en la que habían sido dispuestas, planteaba serios interrogantes.

Como suele suceder en los pequeños poblados, las noticias no demoran en difundirse, por lo que al rayar el mediodía, no había quién, no hablara de los pollos de don Pancho, formulando todo tipo de conjeturas, teorías y sospechas.



Los días que le sucedieron, se vieron desbordados de episodios similares. Como si la matanza de animales fuera una plaga, se fue extendiendo entre las conejeras y corrales de los alrededores, valiéndose de la complicidad de la noche.
Las noches siguientes, serían inimaginables...

Tan pronto oscurecía, las pocas calles del pueblo quedaban desiertas y la gente se guardaba en sus casas, temiendo lo peor. 

Las puertas y ventanas, se cerraban y trababan de una en una, y las familias más devotas, se congregaban en un rincón de la casa, para orar y pedir la protección de Dios.

Las principales sospechas recaían sobre un vampiro, por la ausencia de sangre en las víctimas y las menos, en el hombre lobo, esta última, quizás influenciada por el personaje de un radioteatro, que Radio Libertador ponía en el aire al mediodía, "Nazareno Cruz y el lobo", con la compañía teatral de Ubriaco Falcón. Demás está decir, que esa remota posibilidad, dejó un tendal de perros muertos, particularmente los de color negro, que eran baleados cuando merodeaban por las casas, buscando algo que comer.

Algunos vecinos haciendo alarde de un coraje poco usual, se convocaban cuando oscurecía y munidos de escopetas, azadones, faroles de querosene y linternas, patrullaban los posibles nidos que tendría el vampiro, recorrido que incluía principalmente el cementerio de Barriales, lugar donde se resguardaría durante el día y los densos pajonales de los alrededores.

Pero estas movidas no intimidaban a la extraña criatura, que a la noche siguiente iba por más sangre. Y así, una mañana un vecino encontró varias decenas de conejos muertos, la siguiente, otro denunció que sus pollos y un cordero habían sido desangrados hasta morir y la gente de los pueblos vecinos, que hasta ese momento eran mudos testigos de las historias de Los Barriales, comenzaron a protagonizar las propias.

En el destacamento policial, la gente se agolpaba en largas filas, para radicar denuncias, prestar testimonios de extraños sucesos  y manifestar el descontento generalizado que imperaba. Por lo que el comisario viendo el estado de alarma que cundía y sabiendo que había gente armada en las calles, ordenó sin demora un rastrillaje, del que participaron policías, vecinos y perros sabuesos, por la zona conocida como "el pantano",  unos pastizales que lindaban con los fondos del cementerio. 

Como es de suponer, no se obtuvieron resultados positivos y los hechos continuaron afectando de manera desordenada, a vecinos de Isla Grande, Palmira y Rodríguez Peña


Los meses de septiembre, octubre y noviembre del '72, marcaron tiempos difíciles y de mucha tensión, hasta que una mañana, sin que nadie supiera cómo, el vampiro tan misteriosamente como había llegado, desapareció...




La cobertura periodística


Cuando la noticia tomó estado público, los medios periodísticos y radiales, le dieron una cobertura sensacionalista, que no se esmeraba en ocultar el escepticismo, que provocaba la aparición de un vampiro en pleno siglo XX.


El diario mendocino "El Andino", en su edición vespertina del 02 de octubre de 1972, publicó en sus páginas, un artículo que llevaba por título "Identi-kit del Vampi". Fue realizado por un equipo técnico, que más allá de colaborar con el caso, planteaba con ironía la misteriosa noticia, que afectaba a toda una comunidad, en desmedro de los barrealinos, que se sentían objeto de la burla, "de los de la ciudad".


"Identikit" de Diario "El Andino"

De los testimonios que por separado brindaron las víctimas, se pudo saber que tenía colmillos largos, trompa de oso hormiguero, alas y patas de vampiro, cuerpo grande y cola de zorro de color colorado (por unos pelos hallados en un gallinero) y una panza prominente, que servía para alojar la sangre, de todos los animales que atacaba durante la noche.


Demás está decir, que ese y otros artículos publicados por el vespertino, reflejaban la poca seriedad con que se abordaba el tema, con titulares tales como: "El vampi faltó a la cita", "El reposo del Vampi", "El Vampi volvió a las andadas", etc.


¿VERDAD, MENTIRA, MAGIA... QUIÉN PUEDE SABERLO?

 

Los Barriales Mendoza, a 45 kilómetros de la ciudad. Tres mil almas. Trabajo y silencio. De pronto, cada día, aparecen animales muertos. Alguien o algo, los mata y los desangra. Hoy hay piquetes, armas, batidas, mucho miedo y una leyenda, empieza a ser escrita.

 

REVISTA GENTE: 12 de octubre de 1972.


"La leyenda que venció el tiempo" (Los Andes)

Por su parte el Diario "Los Andes", en vecinos / edición impresa, del 19 de enero de 2013, con el titular "El vampiro de Barriales, la leyenda que venció el tiempo", realiza una cronología pormenorizada de los hechos, que sucedieron al cumplirse los 40 años,  de un suceso que atemorizó a toda una comunidad.


"EL BODEGUERO VAMPIRO" Y 

"EL VAMPIRO DE BARRIALES (OTRA VERSIÓN)" 


Ilustración del relato de la Sra. Juana Arboit

Bajo estos títulos, la "Revista Junín", publica en su apartado leyendas, dos historias del Vampiro de Barriales, la primera  firmada por Lautaro Godoy/1°3° y el segundo relato, dando testimonios personales y de vecinos, la Sra Juana de Arboit.

REVISTA JUNÍN: Volumen 1, N°1, AÑO 2015.


Demás está decir que la noticia ocupó los titulares, de los principales diarios nacionales y provinciales, tales como, "La Nación", "La Razón", "Crónica", "Los Andes", "Mendoza", "El Andino"  y posteriormente diario "Uno" , ocupando un capítulo en el libro "Mitos y leyendas del vino argentino", de Natalia Páez.




Me gustaría saber que piensan ustedes de la historia y del rol que jugaron los medios de comunicación. 


¿Fue un relato de misterio, una leyenda de terror o es simplemente un mito?...  Claro está, que tanto sea lo uno como lo otro, nadie puede asegurar que el vampiro, no volverá un día de estos a "Los Barriales".




Con esa reflexión final, me despido de todos ustedes, con el deseo de que la vida nos brinde, buenos senderos para andar.




Para finalizar, los invito a deleitarse con un simpático "gatito cuyano", compuesto por el apreciado amigo, compañero de senderos y músico, Diego "Gucho" Guiñazú, quien como no podía ser de otra manera, es "corajudo" , barrealino y cantor.



"El Vampiro" (gato cuyano).                        
Letra y música: Diego "Gucho" Guiñazú.    
Arreglos: Mauricio Montaño.                  

      
                     


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* La leyenda del Futre.


EL POZO DE LAS ÁNIMAS - leyenda mendocina

El Pozo de las Ánimas, Los Molles, Malargüe


LEYENDA DEL POZO DE LAS ÁNIMAS


Adaptación: Enrique Guerrero


Los pehuenches[1], eran en apariencia similar a los huarpes, hasta podía decirse que a simple vista, resultaba difícil distinguir a unos de otros, ya que como aquellos, eran altos, delgados y de tez oscura; está claro que los hábitos y costumbres, marcaban claramente las grandes  diferencias que los distanciaban.


Hablaban el chedungun, una variante del araucano, eran cazadores y recolectores, y basaban su alimentación en el consumo del pehuén, piñón de la araucaria, de ahí que se los conociera como "la gente de la araucaria”.


De costumbres nómades, cruzaban la cordillera por pasos que sólo ellos conocían e iban desde su asiento natural, en el centro y sur de Chile, hasta Neuquén, en dónde se establecieron y desde dónde con los años, se expandirían al sur mendocino.


"Los pinales de Nahuelbuta"
Atlas de Chile (1854), de Claudio Gay Mouret (1800 - 1873)

Un reducido grupo de familias, se afincó en la zona de Malargüe[2],  sobre las  márgenes del Chadileo o Chadileufu[3],  en cercanías a lahuen-co[4], nombre dado a las aguas termales del lugar.


Vivían de la caza de ñandúes y guanacos, y de la cría de caballos y ganado caprino.




Una noche, mientras estaban reunidos alrededor de una gran fogata alimentada con leña de molle[5], sintieron el galope desenfrenado de un malón, que provenía del oeste.

"Familia pehuenche" (1840)
Dibujo de Johann Moritz Rugendas (1802-1858)
Como tantas veces, los araucanos regresaban con la intención de darle muerte a sus hombres, llevar cautiva a las mujeres y niños, y robarles el ganado.

Por prudencia más que por temor, ágilmente se incorporaron y salieron en busca de un lugar seguro donde resguardarse.


El estremecedor sonido de los gritos y el retumbar de los cascos de las cabalgaduras, presagiaban un trágico final.

Cuando sus energías se hubieron agotado y estaban prontos a rendirse, se produjo un gran silencio. El galope de los caballos enemigos cesó y los gritos se apagaron.

Asombrados y atemorizados, se guarecieron tras una gran roca, hasta que el alba disipó las sombras de la noche.



Cuán grande sería su sorpresa, al salir del improvisado refugio y ver que el valle estaba desierto y sus captores habían desaparecido. 

Animados regresaban a la toldería, cuando gritos y quejidos, que provenían de un lugar indeterminado, llamaron su atención. 

Tras andar un poco más, advirtieron que se originaban en un pozo profundo y de gran tamaño, con el fondo cubierto de agua, que se había abierto bajo los pies de los jinetes, tragándolos. Ngenechen, el dios protector había acudido en su auxilio, poniéndolos a salvo.

Desde ese entonces y cada tanto, en las noches sin luna se escuchan lamentos. Algunos dicen que es el viento que vaga entre las piedras y otros, que son las ánimas de los araucanos, que aún luchan por escapar del pozo.

Por tal motivo, a esas dos grandes cavidades, los lugareños las llaman "Pozo de las Ánimas", en tanto los pehuenches, lo bautizaron como trolopeco[6], voz araucana que significa, "agua que se abre paso".




EL POZO DE LAS ÁNIMAS


Se encuentra ubicado a pocos metros de la RP 222, a 7 km al oeste de Los Molles y a 12,5 km antes de llegar al Centro de Esquí "Las Leñas", en el Departamento de Malargüe.


Pozo de las Ánimas
Los Molles - Malargüe

Latitud: S35 11.373
Longitud: W70 00.109
Altura: 2014 m s.n.m.

Estas bellas y curiosas formaciones geológicas, que le han dado nacimiento a la leyenda, reciben el nombre de "dolinas", palabra de origen esloveno, que significa valle o depresión, las que en este caso, están formadas por dos cavidades, divididas entre sí, por una frágil pared.


Deben su origen, a la disolución de los depósitos subterráneos de rocas, tales como el yeso, la caliza y otros minerales solubles al agua, que por efecto de las filtraciones pluviales o la acción de las capas freáticas, forman cavernas, las que al derrumbarse su techo, provocan el hundimiento del terreno, dando  nacimiento a grandes depresiones de forma cónica.


"Pozo de las ánimas"

La formación consta de dos cavidades. La mayor aún continúa el ciclo de crecimiento, situación que se advierte, al ver como su perímetro se ha extendido hasta el alambrado perimetral y sobre sus paredes no asoma vegetación, debido a los constantes derrumbes. Es el que se conoce como "de las ánimas".


"Pozo de las animitas"

El otro, el más pequeño, con arbustos en sus paredes, que indican que el proceso de desmoronamiento se ha detenido, es  cariñosamente llamado por los guías turísticos y la gente local: "de las animitas".

El diámetro del pozo mayor es de algo más de 200 m, la altura hasta la superficie del agua es de aproximadamente 80 m y  la profundidad del espejo de agua varía, según lo evidencian las marcas en las paredes, pero se estima que es de 20 m o más.




Para finalizar, me despido con un abrazo cordial y el deseo, que la vida siempre nos brinde buenos senderos para andar.



[1] pehuenche: (voz araucana) pehuén: araucaria, che: gente. "Gente de la Araucaria".

[2] Malargüe: (voz araucana) de Malalhuemalal: corral, hue: lugar. "Zona de corrales".

[3] Chadileo o Chadileufu: (voz araucana) chadi: sal, leufu: río. "Rio Salado".

[4] lahuen-co: (voz araucana) lahuen: milagro, co: agua. "Agua milagrosa".

[5] molle: arbusto espinoso que le da el nombre a la localidad de Los Molles, Muy preciado por la excelente leña que produce. La abundancia de estos arbusto en la zona, le da el nombre al cercano Valle de Las Leñas. Usos medicinales: Balsámico, antirreumático, bronquial, antihistérico, galactogogo, oftálmico, purgante, vulnerario, antiartrítico.

[6] trolopeco: (voz araucana) trolope: que se abre paso, (Toponimia Araucana, del mayor Juan D. Perón), co: agua. "Agua que se abre paso"

Aunque la mayoría lo traduce como "agua del gritadero de las almas", palabras que no concuerdan, cuando son llevadas al araucano.


Si deseas saber más, sobre este apasionante rincón malargüino, te invito a que leas la transcripción del artículo "El Pozo de las Ánimas: la maravilla geológica que dio origen a una trágica y espeluznante leyenda" de Fernando G. Toledo, publicada por Diario Los Andes, el 20 de mayo de 2023. Lo hallarás aquí.



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