POBLACIÓN DE
ASUNCIÓN: 746 habitantes (Censo de 2001 (1) Se incluye a la población censada
en la calle e Instituciones Colectivas.
Fuente:
D.E.I.E. Sistema Estadístico Municipal).
El Censo del 2001, está aquí.
EL
hecho es que, pese a ser un poblado pequeño, Asunción posee dos cementerios,
uno viejo o histórico y el nuevo.
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Cementerio Histórico de Asunción |
El
Cementerio Viejo, data de la fundación del pueblo y es el más grande.
En él descansan los restos de caciques y descendientes huarpes, junto a pobladores
rurales.
Otro detalle que se suma, son las cruces pequeñas, que señalan el lugar donde descansan los restos mortales, de los niños que se fueron...
Por
su parte, el Nuevo, de los extranjeros o personas de otros lugares, como lo
llaman, es más pequeño y denota una construcción distinta.
Algunos
dicen que lo construyeron, porque el Cementerio Viejo quedó chico, otros,
porque dos familias, los Fernández y los González se enemistaron...
Aunque hay quienes
afirman, que fue por esas raras diferencias que distancian a las personas y están más ligadas a lo económico, que a lo espiritual.
Por el motivo que haya
sido, los separan unos cientos de metros y entre ellos, sólo media la
soledad del monte.
Tiofilo, tal como reza la plaquita que amorosamente pusieron su
nieta Viviana, nieto político Julio y bisnieto Matías; señala una tumba que sin lugar a dudas, sobresale de otras, del Cementerio Viejo.
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Lápida en la tumba de Tiofilo Lucero |
Hay muchas historias sobre Don Tiofilo y pese a los variados
matices de los relatos, casi todos coinciden en que era arriero, servicial y
hasta con ciertas habilidades para curar dolores de muela a los cristianos, o
animales enmancados[1] y por sobre todo, ¡con fama de buen catador!
La ausencia de un médico y un veterinario, fueron la excusa perfecta en el pueblo, para que cada vez que a alguien le dolía la barriga, se "ojeaba"
o se le envichaba[2] algún animal, acudiera por su auxilio.
A la vieja usanza del campo, después cada uno agradecía el favor
recibido con lo que tenía: un vinito, un cigarro, algún animal o lo que fuera;
claro que pícaramente, él prefería los dos primero y en ese orden.
Un día, allá por el 22 de junio de 1986, partió de este mundo sin
saber que no se fue, con el mismo anonimato con el que llegó.
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Tumba de TIÓFILO LUCERO, (Cementerio de Asunción). |
Ya que a pesar de ello, la gente nunca dejó de recurrir al
auxilio de Don Tiofilo, cuando lo necesitaba.
Y así cada vez que alguien se enfermaba, perdía un animal, tenía
problemas personales, con la casa o el campo; se arrimaba a la tumba, rezaba
unas oraciones y le pedía ayuda al difunto.
Claro está, que cuando el favor era recibido, regresaba con una
botella de vino o un cigarro, para dar las gracias.
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Ofrendas en la tumba de Tiofilo Lucero. |
Y así, en la medida que los problemas se iban solucionando y con
los años, el fervor popular dotó a la tumba de un techo y una loza, que exhibe la imagen de un chivo al asador y un arriero.
Alrededor de ella comenzaron a juntarse vasos, rosarios, flores artificiales, cigarros, botellas y damajuanas de vino, licores, una boleadora, herraduras, fotos y muchas otras ofrendas de gratitud.
Es muy visitada por lugareños y personas de zonas más alejadas,
que acuden a él, para solicitar el tan ansiado milagro.
Por tradición, cada curioso que se arrima, toma alguna de las tantas botellas o damajuanas que van quedando y
riega la tumba, llena un vaso o tira un chorrito de vino en la tierra de la
fosa, por uno de los agujeros practicados en la loza.
Sin saberlo Don Tiofilo, logró el ansiado sueño del poeta cuando
canta:
"Quiero morirme
cantando
bajo tu parra madura
y que me entierren al alba
regao de vino mi tumba
regao de vino mi
tumba".
de la cueca "Volver en vino"
[1] enmancar: expresión que se utiliza en el campo, para señalar que un animal
tiene heridas en las manos u otros miembros, imposibilitándole el libre uso de
ambas o de una de ellas.
[2] envichar: expresión que se utiliza en el campo, para referirse a animales con
heridas infectadas con larvas o gusanos.
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Preservar el patrimonio cultural y las tradiciones,
constituyen los únicos caminos posibles, para mantener vigente la historia de
nuestros orígenes.