El Vampiro de Barriales

Plaza "Mercedes Tomasa de San Martín de Balcarce"
(Los Barriales)


¿Cuento de misterio, leyenda o mito?...


Por: Enrique Guerrero.


 Casi todas las historias, que con el paso de los años han ido pincelando nuestra vívida imaginación, tienen un origen incierto, se desarrollan en un lugar indeterminado y ocupan un espacio y un tiempo, que pocas veces se  puede precisar.

Esta en particular, a finales de agosto del presente año, cumple medio siglo de vida y nació como resultado de un suceso, que sumió a toda la localidad en la incertidumbre y el desconcierto, atrayendo las miradas de la prensa provincial, nacional y de la policía local.


Habían pasado tan sólo tres años desde que el hombre conquistara la Luna, a fines de julio del ´69 y flotaba en el aire, una sensación de optimismo y felicidad, que rayaba por momentos la omnipotencia, donde todos los caminos eran posibles, para un hombre que atravesaba decidido, la segunda mitad del siglo XX.


Fuera de los actores que la protagonizaron y la gente de los alrededores, la comunidad en general y la prensa del momento, la tomó con descreimiento e ironía. No había espacio en el periodismo, para criaturas mitológicas, seres híbridos o vampiros, sin embargo, cuando finalizaba el invierno del '72, ocurrió.



EL Vampiro de Barriales


leyenda rural

Adaptación: Enrique Guerrero.



Viñedos invernales.


Las mañanas invernales en Los Barriales, despiertan con casitas dispersas, chimeneas humeantes y surcos de tierra, donde reposa la helada, que pacientemente tejió la noche. El aclarar de a poco, destaca las formas retorcidas de los sarmientos, haciendo estallar los viñedos, en una sinfonía inconclusa de ocres, montañas y vino.


En el hogar, el aroma al café recién hecho, el mate cocido, la leche, las tortas con chicharrones y el pan casero cortado sobre la mesa, atestiguan el trajinar propio de la familia, que se va desperezando, para iniciar la jornada.


Finaliza agosto del '72 y un poblado de pocos habitantes, en su mayoría agricultores, ignora que está a un paso de protagonizar una historia, que trascenderá los límites de nuestra provincia.


Aquella mañana, como muchas otras, don Pancho se dirigía al chiquero para alimentar a los cerdos, cuando al pasar junto al gallinero, le llamó la atención el silencio, al que se habían llamado las aves y para mayor sorpresa, la puerta estaba entreabierta, siendo que él, ritualmente la aseguraba con unas vueltas de alambre.


Sin vacilar ingresó al mismo y cuán grande sería su asombro, al descubrir que todas sus gallinas estaban muertas y dispuestas en una circunferencia, que causaba espanto. Lentamente se acercó a las aves y una por una las fue empujando con la punta del pie, como queriendo despertarlas, pero el rigor mortis, le anunciaba que el sueño en el que estaban sumidas, ya no se los permitiría. 


Mientras se esforzaba en descifrar la escena de horror que presenciaba, las preguntas se agolpaban en su cabeza, sin que una sola respuesta, aportara un rayo de luz a lo sucedido. 


¿Por qué no escuchó ningún alboroto en el gallinero, siendo que las aves estaban siendo atacadas?, ¿De qué habían muerto, si no se observaban rastros de sangre?,  ¿y los perros, extremadamente guardianes por naturaleza, por qué no delataron con sus ladridos, la presencia de un extraño en la propiedad?...


Estaba en esas cavilaciones, cuando advirtió las marcas dejadas por unos pinchazos, en el cogote de los pollos, los que a pesar de su gran tamaño, pesaban muy poco, como si se los hubiera desangrado...

Alarmado, con furia y tristeza, corrió a contarle a su mujer l0 sucedido. Ella permaneció por un rato en silencio, haciendo muecas de no entender lo que oía, por más que Pancho se esforzaba en darle los detalles del caso. Estaba claro por las marcas en el cogote de las aves, que el responsable había sido un animal, aunque la disposición geométrica y hasta casi ritual, en la que habían sido dispuestas, planteaba serios interrogantes.

Como suele suceder en los pequeños poblados, las noticias no demoran en difundirse, por lo que al rayar el mediodía, no había quién, no hablara de los pollos de don Pancho, formulando todo tipo de conjeturas, teorías y sospechas.



Los días que le sucedieron, se vieron desbordados de episodios similares. Como si la matanza de animales fuera una plaga, se fue extendiendo entre las conejeras y corrales de los alrededores, valiéndose de la complicidad de la noche.
Las noches siguientes, serían inimaginables...

Tan pronto oscurecía, las pocas calles del pueblo quedaban desiertas y la gente se guardaba en sus casas, temiendo lo peor. 

Las puertas y ventanas, se cerraban y trababan de una en una, y las familias más devotas, se congregaban en un rincón de la casa, para orar y pedir la protección de Dios.

Las principales sospechas recaían sobre un vampiro, por la ausencia de sangre en las víctimas y las menos, en el hombre lobo, esta última, quizás influenciada por el personaje de un radioteatro, que Radio Libertador ponía en el aire al mediodía, "Nazareno Cruz y el lobo", con la compañía teatral de Ubriaco Falcón. Demás está decir, que esa remota posibilidad, dejó un tendal de perros muertos, particularmente los de color negro, que eran baleados cuando merodeaban por las casas, buscando algo que comer.

Algunos vecinos haciendo alarde de un coraje poco usual, se convocaban cuando oscurecía y munidos de escopetas, azadones, faroles de querosene y linternas, patrullaban los posibles nidos que tendría el vampiro, recorrido que incluía principalmente el cementerio de Barriales, lugar donde se resguardaría durante el día y los densos pajonales de los alrededores.

Pero estas movidas no intimidaban a la extraña criatura, que a la noche siguiente iba por más sangre. Y así, una mañana un vecino encontró varias decenas de conejos muertos, la siguiente, otro denunció que sus pollos y un cordero habían sido desangrados hasta morir y la gente de los pueblos vecinos, que hasta ese momento eran mudos testigos de las historias de Los Barriales, comenzaron a protagonizar las propias.

En el destacamento policial, la gente se agolpaba en largas filas, para radicar denuncias, prestar testimonios de extraños sucesos  y manifestar el descontento generalizado que imperaba. Por lo que el comisario viendo el estado de alarma que cundía y sabiendo que había gente armada en las calles, ordenó sin demora un rastrillaje, del que participaron policías, vecinos y perros sabuesos, por la zona conocida como "el pantano",  unos pastizales que lindaban con los fondos del cementerio. 

Como es de suponer, no se obtuvieron resultados positivos y los hechos continuaron afectando de manera desordenada, a vecinos de Isla Grande, Palmira y Rodríguez Peña


Los meses de septiembre, octubre y noviembre del '72, marcaron tiempos difíciles y de mucha tensión, hasta que una mañana, sin que nadie supiera cómo, el vampiro tan misteriosamente como había llegado, desapareció...




La cobertura periodística


Cuando la noticia tomó estado público, los medios periodísticos y radiales, le dieron una cobertura sensacionalista, que no se esmeraba en ocultar el escepticismo, que provocaba la aparición de un vampiro en pleno siglo XX.


El diario mendocino "El Andino", en su edición vespertina del 02 de octubre de 1972, publicó en sus páginas, un artículo que llevaba por título "Identi-kit del Vampi". Fue realizado por un equipo técnico, que más allá de colaborar con el caso, planteaba con ironía la misteriosa noticia, que afectaba a toda una comunidad, en desmedro de los barrealinos, que se sentían objeto de la burla, "de los de la ciudad".


"Identikit" de Diario "El Andino"

De los testimonios que por separado brindaron las víctimas, se pudo saber que tenía colmillos largos, trompa de oso hormiguero, alas y patas de vampiro, cuerpo grande y cola de zorro de color colorado (por unos pelos hallados en un gallinero) y una panza prominente, que servía para alojar la sangre, de todos los animales que atacaba durante la noche.


Demás está decir, que ese y otros artículos publicados por el vespertino, reflejaban la poca seriedad con que se abordaba el tema, con titulares tales como: "El vampi faltó a la cita", "El reposo del Vampi", "El Vampi volvió a las andadas", etc.


¿VERDAD, MENTIRA, MAGIA... QUIÉN PUEDE SABERLO?

 

Los Barriales Mendoza, a 45 kilómetros de la ciudad. Tres mil almas. Trabajo y silencio. De pronto, cada día, aparecen animales muertos. Alguien o algo, los mata y los desangra. Hoy hay piquetes, armas, batidas, mucho miedo y una leyenda, empieza a ser escrita.

 

REVISTA GENTE: 12 de octubre de 1972.


"La leyenda que venció el tiempo" (Los Andes)

Por su parte el Diario "Los Andes", en vecinos / edición impresa, del 19 de enero de 2013, con el titular "El vampiro de Barriales, la leyenda que venció el tiempo", realiza una cronología pormenorizada de los hechos, que sucedieron al cumplirse los 40 años,  de un suceso que atemorizó a toda una comunidad.


"EL BODEGUERO VAMPIRO" Y 

"EL VAMPIRO DE BARRIALES (OTRA VERSIÓN)" 


Ilustración del relato de la Sra. Juana Arboit

Bajo estos títulos, la "Revista Junín", publica en su apartado leyendas, dos historias del Vampiro de Barriales, la primera  firmada por Lautaro Godoy/1°3° y el segundo relato, dando testimonios personales y de vecinos, la Sra Juana de Arboit.

REVISTA JUNÍN: Volumen 1, N°1, AÑO 2015.


Demás está decir que la noticia ocupó los titulares, de los principales diarios nacionales y provinciales, tales como, "La Nación", "La Razón", "Crónica", "Los Andes", "Mendoza", "El Andino"  y posteriormente diario "Uno" , ocupando un capítulo en el libro "Mitos y leyendas del vino argentino", de Natalia Páez.




Me gustaría saber que piensan ustedes de la historia y del rol que jugaron los medios de comunicación. 


¿Fue un relato de misterio, una leyenda de terror o es simplemente un mito?...  Claro está, que tanto sea lo uno como lo otro, nadie puede asegurar que el vampiro, no volverá un día de estos a "Los Barriales".




Con esa reflexión final, me despido de todos ustedes, con el deseo de que la vida nos brinde, buenos senderos para andar.




Para finalizar, los invito a deleitarse con un simpático "gatito cuyano", compuesto por el apreciado amigo, compañero de senderos y músico, Diego "Gucho" Guiñazú, quien como no podía ser de otra manera, es "corajudo" , barrealino y cantor.



"El Vampiro" (gato cuyano).                        
Letra y música: Diego "Gucho" Guiñazú.    
Arreglos: Mauricio Montaño.                  

      
                     


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