CIUDAD DE MENDOZA RÍO LAS CUEVAS - Paramillo de Las Cuevas - Las Heras - MENDOZA Casucha del Rey Puquios - Las Heras - MENDOZA Puente LA ROCA (GAM 8), sobre el río Las Cuevas, sendero al Co. Penitentes - Las Heras - MENDOZA Luna sobre el Co. Arco - Las Heras - MENDOZA Ruinas de las Minas Jesuitas de Paramillos - Las Heras - MENDOZA Atardecer en Lagunas del Rosario - Desierto de Lavalle - MENDOZA Cerro Comición - Luján de Cuyo - MENDOZA Capilla Nuestra Señora de las Nieves, ladera Co. Banderita Sur - Puente del Inca - Las Heras - MENDOZA Camino a Manantiales - Tunuyán - MENDOZA Cascada en la Quebrada de los Berros - Luján de Cuyo - MENDOZA Estación GUIDO - Tren Trasandino - Las Heras - MENDOZA Altos Limpios - Lavalle - MENDOZA Laguna del Diamante y Volcán Maipo - San Carlos - MENDOZA

SUPERVIVIENTE DE LOS ANDES: HENRI GUILLAUMET

Henri Guillaumet, junto al avión "Potez 25", antes de un despegue.
(extraída de una filmación de la época)


Por: Enrique Guerrero.

   Luego de que el aviador argentino, Luis Cenobio Candelaria, volara por primera vez sobre la Cordillera de Los Andes, el 13 de abril de 1918, uniendo Zapala (Neuquén) y Cunco (Chile), en un desafío que demandó dos horas y media y 230 km de recorrido, la gran mole sudamericana comenzó lentamente, a ser superada por aeronaves.

 

Lo que comenzó siendo un record, de a poco se convirtió en una ruta de intercambio comercial. Esta historia comienza en 1927, cuando la Compañía Aeropostale establece el primer Servicio Aéreo Postal, entre Europa y Buenos Aires.

 

En 1930, debido al incremento de la competencia, las empresas se ven obligadas a buscar nuevas líneas, estableciéndose una disputa por la hegemonía de la ruta Santiago (Chile) y Buenos Aires, entre Luft Hansa AG (Alemania) y Aeropostale (Francia).




Durante el 92°, cruce de Los Andes


El 13 de julio de 1930, despega desde el aeropuerto de Santiago de Chile con destino a la ciudad de Mendoza, Henri Guillaumet, piloteando un avión biplano “Potez 25”, matrícula F-AJDZ, de la Compañía Aeroposta Argentina, sucursal de la Compagnie Génerale Aeropostale de Francia.


Su aeronave entra en emergencia, cuando lo sorprende un fuerte temporal de nieve y viento en la Alta Montaña, que lo obliga a desviarse del curso.


..."A tres mil quinientos, entreví una masa negra, horizontal, que me permitió enderezar el avión. Se trataba de un estanque que reconocí: la laguna Diamante. Sabía que estaba situada en una especie de embudo, en uno de cuyos flancos se eleva el volcán Maipú a seis mil novecientos metros.

Aunque me había desembarazado de la nube, continuaba todavía cegado por espesos torbellinos de nieve y no podía alejarme de mi lago sin estrellarme contra una de las paredes del embudo.

Fui dando vueltas alrededor de la laguna, a treinta metros de altura, hasta que se terminó el combustible. Después de dos horas de aquel picadero, descendí y capoté. Cuando logré salir del avión, la tempestad me lanzó contra el suelo. Me levanté y volvió a derribarme. No me quedó más solución que arrastrarme debajo de la carlinga y cavar un hoyo en la nieve. Me envolví allí en bolsas postales y, durante cuarenta y ocho horas, esperé. Después de lo cual, una vez que la tempestad se apaciguó, me puse en marcha. Caminé cinco días y cuatro noches"...

"Tierra de hombres", de Antoine de Saint Exupéry (1939).


Así relata Antoine de Saint Exupéry, en la novela Tierra de Hombres, los sucesos que tuvieron cabida durante el aterrizaje forzoso, protagonizado por su amigo Henry Guillaumet.


Esta historia se inicia en la Laguna del Diamante, cuando está próximo a finalizar el otoño de 1930 y conjuga en su trama, fantásticos elementos literarios, paisajísticos, tecnológicos y de supervivencia, de una época, en la que todo parecía posible.




Henri Guillaumet, Piloto de Línea


(historias de supervivencia)

Posición en la que quedó el "Potez 25", de Henri Guillaumet (1930). 
Atrás se aprecia la Laguna del Diamante, en primer plano y al fondo, el Volcán Maipo.
(Foto Musée Air-France)

Viernes 13 de junio de 1930:

Luego de que Henri agota el combustible, volando alrededor de la laguna, intenta un aterrizaje de emergencia, "capotando", (queda la aeronave en posición invertida), dando comienzo a la dura tarea de sobrevivir.


Durante dos días permanece en el avión, obligado por el mal tiempo y protocolos aeronáuticos, que aconsejaban permanecer en el lugar del siniestro, a la espera de un eventual rescate.


Al no ser avistado por los pilotos que sobrevuelan la zona, entre los que se encuentra su amigo Saint Exupéry, abandona la aeronave, dejando un mensaje escrito en el fuselaje, destinado a su esposa y a los posibles rescatistas, donde señala el rumbo que seguirá.



¿Cómo saber que dirección tomar?


¿Cómo es posible sobrevivir en una zona tan accidentada, con temperaturas bajo cero y sin el equipo adecuado?

 

Para comenzar, tendríamos que remitirnos a los conocimientos y a la formación que poseían los pilotos en aquella época, donde se incluía además de la juventud, buen estado físico, experiencia en supervivencia, manejo de cartas y mapas de navegación.


Panel de instrumentos del avión Potez 25.
(Foto: AFNavarro)
En ese entonces, los aviones navegaban con las lecturas proporcionadas por una brújula magnética, la que podía usarse para tareas de supervivencia, en el caso de que fuera necesario. 

El vuelo se practicaba bajo normas VFR (Visual Flight Rules), o Reglas de Vuelo Visual.

Es decir, el piloto se trasladaba de un punto a otro, siguiendo visualmente un camino; tendido ferroviario, río o alguna elevación a la distancia, que le permitiera fijar el rumbo, por lo que sólo se podía practicar durante el día y con buenas condiciones de visibilidad.


Rescate de la aeronave, meses después
(foto: Musée Air France)

Para que esto fuera posible, iba alojado en la carlinga (cabina descubierta), con la cabeza por sobre el fuselaje, lo que le permitía mirar hacia abajo (derecha e izquierda), hacia arriba, adelante y atrás.


Fue ese dominio visual, el que le permitió reconocer de inmediato la caldera del Diamante, la laguna y el Maipo, posiblemente, porque en alguno de sus tantos viajes, debió sobrevolar la zona. De haber sido así, sabría que siguiendo el cauce del arroyo Yaucha, indefectiblemente llegaría a la Villa de San Carlos.


Saber dónde estaba y adónde quería ir, le permitió elaborar rápidamente un plan, determinando una dirección, que con el auxilio de la brújula, se transformó en el rumbo magnético ESE o de 100° aproximadamente.


Debemos tener presente, que los ríos de montaña bajan al valle, siguiendo una trayectoria donde el agua busca la menor resistencia al avance y por lo general, transitar por sus veras, requerirá una menor exigencia física, salvo que se encajone. Además de ofrecer la posibilidad, de encontrar algún asentamiento humano en sus orillas.


YAUCHA: los indígenas le daban el nombre de yaucha a una especie de cardo que abundaba mucho en la zona, donde corre un arroyo del mismo nombre, el cual al pasar por la Villa de San Carlos, forma con el arroyo Aguanda el paraje que se llamó "La Isla".

Toponimias de Isidro Maza.



¿Adónde se produjo el accidente?


Para poder determinar mínimamente la ruta seguida, debemos conocer primero, el punto aproximado de partida.


En la siguiente imagen, he comparado dos fotos, a la izquierda una reciente que tomé desde "el mirador" y a la derecha, la histórica.


Izquierda: desde el mirador - derecha: foto Museo de Air France

En ambas se puede apreciar en primer plano la playa, la laguna y al fondo el Maipo, es decir, al "este" de la laguna, por lo que se puede concluir, que el avión no se accidentó dónde está el actual monumento (suroeste), por cuanto en ese punto, hubiera quedado entre la laguna y el volcán, en el medio.


Con este dato y sabiendo que Henri fue rescatado a orillas del A° Yaucha, en la zona del cerro Negro, tracé una ruta sobre una imagen de Google Earth, con el posible derrotero que siguió.


La misma está dividida en dos tramos, uno de color turquesa con el posible camino seguido hasta las Vegas del Yaucha y otro amarillo, siguiendo el arroyo propiamente dicho. Entre ambas, suman algo más de 48 km de recorrido.


Trazo turquesa: hasta las Vegas del Yaucha - Amarillo: curso del Ao Yaucha
1: Monumento, 2: posible lugar del siniestro, 3: Refugio El Cilindro, 4: Vegas del Yaucha, 5: Refugio General Alvarado, 6: lugar del rescate


Domingo 15 de junio de 1930:

..."A partir del segundo día, ¿sabes?, mi mayor trabajo consistió en procurar no pensar. Sufría demasiado y mi situación era excesivamente desesperada. Para conservar el valor de seguir andando, era preciso no pensar en ello"...


"Tierra de hombres", de Antoine de Saint Exupéry (1939).


Caminar en la nieve bien alimentado, con vestimenta, calzado adecuado y raquetas, es algo agotador. Ahora, hacerlo sin el equipo apropiado, sin comida ni descanso por varios días, con los zapatos de cuero humedecidos por la nieve, debe ser insufrible.


Para comprender a lo que se enfrentaba, sólo cabe mencionar, que en el trayecto que va desde Pampa de los Avestruces al Portezuelo de los Gauchos, en 1953, un temporal de nieve sorprendió a una patrulla del Ejército Argentino, dándole fin a dieciséis de sus integrantes, tal como lo recuerda el Monumento al Baqueano, ubicado a la vera de la RP 98.



..."Muchos signos me presagiaban el fin. Por ejemplo, me veía obligado a detenerme cada dos horas, más o menos, para ensanchar un poco mi zapato, friccionar con nieve mis pies que se hinchaban o, sencillamente, para proporcionar un descanso a mi corazón. Hacia los últimos días, perdía a ratos la memoria. Cuando llevaba ya mucho rato andando, me daba cuenta de que había olvidado algo. La primera vez fue un guante y, con aquel frío, la cosa resultaba grave… Lo había colocado frente a mí y me marché sin recogerlo. Después fue el reloj. Luego la navaja. Más tarde, la brújula. A cada parada, me iba empobreciendo… Lo que salva es dar un paso. Y todavía un paso. Siempre es el mismo paso el que se recomienza"...


"Tierra de hombres", de Antoine de Saint Exupéry (1939).





"Tjuro que ninguna bestia habría sido capaz de hacer lo que yo he hecho"
Henri Guillaumet.


El Puesto de García, donde auxilian al piloto apenas rescatado, en 1930
(foto: Musée Air France)

Tras andar seis días sin comida ni descanso, vadeando el arroyo, la mañana del séptimo día y tras haber recorrido casi 50 km en la nieve; con el cuerpo destruido, la mente jugándole malas pasadas, debatiéndose entre la locura y la muerte...


Jueves 19 de junio de 1930, en horas de la madrugada:

Renuncié a un abrigo porque llevaba demasiado peso. El camino se había vuelto fácil, pero mi condición ya no me permitía avanzar rápidamente. Bebí mucha agua porque tenía los labios totalmente secos, hinchados y agrietados.

Vi a lo lejos, en el mismo valle, un pequeño cuadrado blanco, pero no podía distinguir nada más. Continué, pensando que era un espejismo.

Hasta que allí, frente a mí, al otro lado del río, vi cabras. Abrí y cerré los ojos, las cabras estaban allí. Empecé a gritar. Los perros me ladraban. Distinguí a una mujer que, estaba escondida mirándome. Grité más fuerte:

- “Yo soy el aviador perdido muchos pesos. (Je suis I' aviateur perdu, baucoup d'argent).

En mi gran desesperación, tras ver a un niño saltar a caballo y la mujer detrás de él, me caí incapaz de hacer más.

Después de 50 metros, las dos personas regresaron.

La mujer me explicó más tarde que estaba en peligro, que me había tomado por loco, pero como había visto pasar varios aviones (cosa excepcional) y al escuchar la palabra "aviador" pensó que podría ser un aviador que andaba perdido.

Me levanté adolorido y luego me hizo cruzar el río en un caballo.
No tenía fuerzas ni para alegrarme por ser salvado, lo acepté como aceptaba todo lo que me estaba pasando.

Los perros vinieron a lamer mis pies heridos.

La valiente mujer hizo un fuego cerca del cual me agaché. Me calentó la piel de los pies, me dio leche de cabra con caña (brandy), mate (bebida nacional) que se calentaba a medida que avanzaba. Me fui a la cama y al no poder dormir, me levanté para volver cerca del fuego.


El esposo regresó en el transcurso de la noche. Había ido a una cita con el jefe de policía y se enteró de que se había perdido un avión en la Cordillera. Estaba muy sorprendido de encontrarme en su casa. Lo escuché hablar con su esposa, a quien le preguntó de dónde venía. A su respuesta "Laguna Diamante", él dijo: - ¡es imposible!
Traducción del relato de Henry Guillaumet

A la mañana siguiente, Luis de Jesús García, dueño del puesto, recorrió varios kilómetros a caballo para dar aviso a la policía, la que telegrafió a la ciudad de Mendoza, informando que el piloto había sido encontrado vivo y sería trasladado a la brevedad.


Al enterarse de la noticia, Antoine de Saint Exupéry, salió de inmediato en su avión y lo encontró en una caravana de autos a medio camino. Tras un emotivo abrazo en la ruta, volaron hasta el Aeropuerto Los Tamarindos, Mendoza, donde se lo alojó en el Plaza Hotel (actual Park Hyatt Mendoza), hasta su total recuperación.


Sobre su estado, escribiría en Tierra de Hombres:



..."¡Te encontramos, sí, pero quemado y reseco, encogido como una vieja! Aquella misma noche, en avión, te conduje a Mendoza, adonde las sábanas blancas se deslizaron sobre ti como un bálsamo. Sin embargo, no te curaban. Te embarazaba aquel cuerpo torturado, que tú movías y removías, sin conseguir alojarlo en el sueño. Tu cuerpo no olvidaba ni las rocas ni las nieves. Ellas te marcaban. Yo observaba tu rostro negro, tumefacto, parecido a un fruto maduro que ha sido golpeado. Estabas muy feo y miserable habiendo perdido el uso de tus hermosos útiles de trabajo: Tus manos seguían entumecidas y cuando, para respirar, te sentabas en el borde de la cama, tus pies helados colgaban como dos pesos muertos"...


"Tierra de hombres", de Antoine de Saint Exupéry (1939).






Meses después, señalaría el diario Los Andes, en su edición del 18 de diciembre de 1930:


 

"HA SIDO RESCATADA LA CORRESPONDENCIA QUE DEJARA EN SU AVION EL PILOTO GUILLAUMET


Se trata además de traer el aeroplano que aquel aviador abandonara al sufrir el accidente en plena cordillera


San Carlos, 17 (Corresp.). Hace varios días salieron con destino a la Laguna del Diamante, situada, como se sabe, en plena cordillera, los señores Paul Gardey y Mario Romero, acompañados de cinco baqueanos con el propósito de buscar la correspondencia que dejara en su avión, el aviador Guillauntet después de su accidente.

 

Esta comisión ha regresado, trayendo toda la correspondencia, que se compone de varios sacos y paquetes, la mayoría con destino a Europa"...

 

... "Además ha llegado a ésta el señor Juan Lefebvre, gerente de la Compañía Aeropostale con asiento en Mendoza, quien se propone efectuar otra expedición a la Laguna del Diamante, acompañado de varios baqueanos contratados a tal fin, con el objeto de intentar sacar el avión, ya sea por vía aérea o por tierra"



Traslado del avión, a la localidad de Eugenio Bustos en 1931
(Foto: Musée de l´Air et de l´Espace)






Monumento en la Laguna del Diamante


Escultura metálica, que recuerda el accidente de Henri Guillaumet
(Costa sudoeste de Laguna del Diamante) 2020
Latitud:34°11'17.15"S
Longitud: 69°42'12.26"W

Henri Guillaumet 

(29 de mayo de 1902 - 27 de noviembre de 1940) 
Su avión es abatido durante la II Guerra Mundial, sobre el Mar Mediterráneo.

Francia lo considera uno de sus héroes y de los pioneros más relevantes, de la aviación postal francesa.

Placa conmemorativa en Lagunas del Diamante.

Monumento en la intersección de las RN 40 y RP 143
Del gobierno Francés, en agradecimiento a pueblo sancarlino.

Avión biplano francés, "Potez 25"
(caza bombardero ligero, multipropósito)





Una familia de puesteros


Si la historia tiene un final feliz, se debe a dos hechos trascendentales, a la resistencia física y los conocimientos de Gillaumet, y a una humilde familia de pastores, que lo rescató cuando él, había perdido todas las esperanzas.

La señora Manuela Romero de García
(foto: Musée Air France)
Aquella madrugada, Juan García de tan sólo catorce años de edad, desobedeciendo a sus padres, toma un camino que le estaba vedado.

Cuando despuntan las primeras luces del día, advierte que su perro llamado "Florero", le ladra a la figura de un desconocido que anda en la quebrada y este al verlo, comienza a gritar y agitar los brazos con una bufanda.

El joven se asusta pensando que se trata de un loco y corre a contarle a su madre, quien intuye que puede ser alguien perdido.

...“Mamá me mandó corriendo a ordeñar leche de las cabras para hervirla en un jarro y dársela, Guillaumet bebió dos tazas y quedó profundamente dormido. Al otro día, otro avión piloteado por su amigo, el escritor Antoine de Saint Exupéry, llegó hasta el puesto y lo trasladó a un hospital de la Capital”...


La familia García apenas pudo saludar al aviador. La verdadera despedida ocurrió seis días después. Apenas recuperado de su caída, Guillaumet subió a otro avión y volvió a sobrevolar la zona del accidente.


...“Pasó por encima del puesto. Estaba a 50 metros de altura, dio tres vueltas por encima nuestro y nos saludó”...


Relato de Juan García a la "La 5ta Pata"





Un puestero llamado, Juan Gualberto García


A los 86 años de edad viaja por primera vez en avión, como respuesta a una invitación del gobierno francés.

El 12 de junio de 2001, es nombrado Ciudadano Ilustre de San Carlos, ante su inminente viaje a Francia

El 19 de junio de 2001, a 71 años del rescate de Guillaumet en la zona del Cerro Negro, Juan Gualberto García, es condecorado en el Salón Aeronáutico de Le Bourget, en las afueras de París, por aquel "gesto absolutamente excepcional", diría en la ocasión, el presidente francés, Jacques Chirac.

"En nombre de Francia entera quiero manifestarle este reconocimiento y este agradecimiento", le dijo Chirac a García.


Jacques Chirac y Juan G. García.
(Foto: La Nación)
Recibiendo de manos del mandatario francés, el más alto reconocimiento que otorga la nación, la “Orden real de la Legión de Honor" y la "Medalla de la República".

A lo que Juan, retribuyó con un regalo como se acostumbra en Cuyo, pero en este caso, dos artesanías hechas por él, un instrumento de caza y un cuchillo, por el cual Chirac le dio una moneda, como acostumbra la tradición francesa, con la firme promesa de conservarlos como recuerdos.

El lunes 12 de diciembre de 2011, a los 95 años de edad, en su casa del Barrio La Favorita, fallece el hombre que ingresó a la historia de la aviación francesa, por su espíritu samaritano y solidario, al salvar con su madre, a uno de los grandes héroes de Francia.


... "García murió en Mendoza Capital, pero fue sepultado este mediodía en el cementerio de San Carlos, tal como había sido uno de sus dos últimos deseos (el otro fue que le cuidaran sus "pilchas gauchas"). Acompañaron sus restos sus cuatro hijos, Analía, María, Francisca y Lucio, y sus nietos Jonhatan y Andrea. También estuvo presente su yerno, Luis Cali"

Diario Uno, 13 de diciembre 2011


La Familia García, mantuvo intercambio postal con Guillaumet, hasta su trágico deceso, en 1940.




A 90 años del rescate...


El humilde intento por rescatar o reconstruir esta historia si se quiere, a partir de recortes de diarios, páginas de la aviación francesa, la novela de Saint Exupéry, cartas topográficas y algunas otras herramientas, me deja una grata sensación.


En este mes se cumplen los 90 años de aquel fantástico rescate y han pasado 19, del reconocimiento que el gobierno francés, le hiciera a un puestero sancarlino.


En ocasiones me parece increíble tocar con las letras, la vida de gente tan notable.


Muchas veces vacilo al escribir sus nombres, porque resaltan lo más alto que tiene el espíritu humano, la capacidad de concebir en un momento de su existencia, un hecho tan significativo, que tiene el poder de cambiar el destino de las personas.


Con mucha soltura y hasta con cierta ligereza, he escrito el nombre de Henri Guillaumet, Antoine de Saint Exupéry y Juan Gualberto García, pero la historia y los hechos que ellos protagonizaron individualmente y en conjunto, tuvieron la fuerza y el poder de hacer del mundo, un mejor lugar para vivir.



¡A la memoria de Henri, Antoine y Juan!




LA MULA

mula-GAM-8
Hermoso ejemplar de mula con carga de artillería, 
perteneciente Grupo de Artillería de Montaña 8, del Ejército Argentino

LA MULA

    Por Enrique Guerrero

Aunque es más arisca, lenta, rústica y tozuda que el caballo, por su docilidad, fuerza, resistencia, menor propensión a las enfermedades y a los requerimientos alimenticios, fue empleada rápidamente en el trabajo pesado.


Incursionó con éxito en una gran variedad de actividades, tales como cabalgadura (sillera), transporte de carga, minería, arado de la tierra (de tiro) y por su fácil adaptación a los trabajos repetitivos y rutinarios, para jalar malacates, mover norias y molinos, etc.


Sobre su incursión en Mendoza, hablan muchos relatos de viajeros, que recurrían cotidianamente a su fuerza y nobleza, para aventurarse en el cruce desafiante de la cordillera.


..."Da paso a la cordillera por varias partes; pero el más frecuentado es el que llaman de Santa Rosa, por donde el camino que llaman de la ciudad de Santiago a la de Mendoza es de esta suerte"...


... "El camino va siempre subiendo por sendero tan angosto que no cabe sino una caballería con su jinete, o una mula con su carga: acrecentándose el peligro de la elevación y angostura con el tajo, en partes del todo perpendicular, y en partes poco menos del borde de la senda que mira al río, en el cual ha de caer inevitablemente el que discrepare para perecer sin remedio; y así este camino no es capaz de trajinarse sino en mulas bien herradas: los caballos porque no clavan tan bien la uña, no son de provecho para estos malos pasos"...


Jesuita MIGUEL DE OLIVARES (1672-1713)


Este sencillo relato del siglo XVIII, redactado por el presbítero Olivares, deja traslucir la predilección existente por la mula, cuando se debía transitar los caminos de cornisa.


"Conducción del Gral San Martín por los  60 granaderos,
 hacia los baños de Cauquenes" (Fidel Roig Matóns) 
Por lo que no es de extrañar, que el Gral. San Martín las incorporara en el Ejército de los Andes, como cabalgadura o transporte de carga en montaña, dejando el caballo, para combatir en el llano.

 

Su origen se remonta a los albores de la civilización.

"Cuando la mula recula, señal que quiere cocear" (Martín Fierro)



La mula es un híbrido, que resulta de la cruza de un asno (equus asinus) y un caballo (equus caballus). Las crías nacidas a partir de esta cruza (burro y yegua), pueden ser indistintamente macho o hembra, pero por el número impar de sus cromosomas (63), heredados de sus padres (62 del burro y 64 del caballo), son prácticamente infértiles.

 

En el siguiente párrafo, extraído de los viajes de Caldcleugh a principios del siglo XIX, se pueden apreciar las duras condiciones de trabajo, a las que se las sometía durante el cruce de Los Andes.


Estando en la Casucha del Rey (Juncal, Chile):


 ..."Encendimos el carbón dentro de la casucha y nos acomodamos alrededor del fuego. Apenas hecho esto llegó un hombre de Mendoza con unas cuantas mulas. Había entrado imprudentemente en la cordillera con animales durante este período del año y una tormenta de nieve le tuvo encerrado por cinco días cerca de la cumbre. Durante la noche las tres mulas hambrientas comieron algunas de las estacas de que nos servíamos para caminar, dejándolas tan cortas que resultaron inservibles. Eran estacas de madera verde pero muy dura. Los pobres animales no comían desde cinco días atrás. Esta casucha se encontraba a 10.501 pies ingleses sobre el nivel del mar según las medidas barométricas"...

 

"Travels in South America during the years 1819-20-21", de Alexander Caldcleugh.


Como se aprecia, en comparación con el caballo, posee una gran resistencia a la falta de agua y alimentación, pudiendo adaptar su dieta, al consumo de paja brava o madera, de ser necesario.

 

Sus pezuñas son más pequeñas y duras que las del caballo, lo que sumado al instinto natural para detectar el peligro en los senderos de cornisa, la hacen ideal para transitar este tipo de caminos.

“Terco como una mula” (anónimo)



Cura-Brochero
San José Gabriel Brochero (1840-1912),
en su mula "Malacara"

Durante el periodo feudal europeo, se restringió el uso del caballo a las cuestiones militares, por lo que se prohibía el empleo de las yeguas en la reproducción de mulares y por lo tanto, el empleo de la mula en tareas rurales.

 

Es durante el siglo XVI (1505), que se autoriza en España, a los clérigos y mujeres como excepción, a que las cabalguen.

 

Quizás sea por ese motivo, que en muchos relatos históricos, aparece asociada a la figura de un cura misionero.



En nuestro país, resulta icónica la imagen del "cura Brochero" y su mula "Malacara", con la que recorrió los extensos valles y sierras del Curato de San Alberto, hoy Valle Traslasierra, en la provincia de Córdoba, desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX.

“Cuando la mula está cargada de oros, todos los palacios se abren” (anónimo)



La  mula y evino

 "Mulas cargueras"
 Emeric Essex Vidal - (aguatinta estampada en colores - 1817)

Emerix E. Vidal, pintó una colección de paisajes y costumbres, que refleja en su libro, "Pintorescas ilustraciones de Buenos Aires y Montevideo" (1820). Respecto a su aguatinta titulada "Convoy de Mulas con vino" que provienen de Mendoza, dice entre otras cosas:


"Mendoza es la capital de la provincia de Cuyo, o Chiquito(sic), situada al pie de las Cordilleras, cerca del paso principal que conduce a Chile por las montañas. Desde este lugar grandes convoyes de doscientos a trescientas mulas bajan a Buenos Aires, a doscientas leguas de distancia, trayendo vino, algunos de los cuales no son diferentes al dulce de Málaga, pero, como podría esperarse por la cantidad transportada, muy apreciado"... ... "Cada mula lleva dos barriles de diez galones (40 litros c/u), colgando sobre un gran paquete de paja (totora). Los barriles están atados con aros de madera, y asegurados con cuero"...


 ... "Las mulas viajan en grupos de dos, tres y cuatro, con la nariz atada a la cola de un líder, que lleva una campana. A estos grandes convoyes rara vez lo asisten más de tres o cuatro hombres"...


..."Es una práctica común atar las cabezas de tales mulas como si fueran tímidas con un viejo poncho, en especial, cuando son llevadas a la ciudad para descargarlas"....

Emerix Essex Vidal.


En las pocas líneas, extraídas del relato de Vidal, se pueden apreciar algunas de las particularidades de estas arrias.


La tropa estaba integrada por un importante número de animales (200 o 300), que transportaban dos barriles con casi 40 litros de vino cada uno, carga que entre barril, vino y guarniciones de cuero, superaban los 100 kg.


Que a las más ariscas o salvajes, conocidas como "chúcaras", se le cubría la cabeza con un poncho o un trapo, para que no se espanten con el ajetreo de la ciudad, costumbre que aún hoy, es llevada a la práctica por algunos arrieros, cuando las conducen al Parque Provincial Aconcagua.


Al ser conducidas por unos pocos arrieros, para evitar que se dispersaran, formaban recuas (pequeños grupos), que marchaban unidas unas a otras por la cola, siguiendo el sonido del cencerro de la mula madrina, que era tirada del cabestro y marcaba el ritmo.

"Bueno, bueno le dijo la mula al freno; mientras más grande, más bueno" (anónimo)


Sobre la importancia de la "madrina" en la tropa, dirá Charles Darwin, tras ingresar a nuestro territorio por el Paso Portillo de Piuquenes (Tunuyán), el 18 de marzo de 1835:


18 de marzo de 1835: ... "Mis compañeros eran Mariano González, que en otro tiempo me había servido de guía en Chile y un arriero con sus diez mulas y una "madrina". La madrina es un personaje importantísimo. Con ese nombre se designa una yegua vieja de genio reposado, que lleva colgada al cuello una campanilla a la que siguen con filial adhesión las mulas todas adondequiera que se encamine. La afección de estos animales por sus madrinas evita una infinidad de contratiempos. Cuando se dejan sueltas en terrenos de pastos grandes partidas de ganado mular durante la noche, los muleteros, a la mañana siguiente, no tienen más que llevar las madrinas, poniéndolas algo separadas, y hacer sonar sus campanillas, y aunque haya 200 o 300 mulas, cada una reconoce inmediatamente la campanilla de su madrina y viene a buscarla"...


"Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo", de Charles Darwin.


“Lo quiere como mula a la carreta” (anónimo)



Plaza de Mulas


Campamento Base Del Co. Aconcagua


Plaza de Mulas, Campamento Base del cerro Aconcagua.
Latitud: 32°38'57.05"S
Longitud: 70° 3'27.59"W
Altitud: 4.360 msnm

Saliendo de Horcones y siguiendo la Ruta Normal de Ascenso al Cerro Aconcagua, encontramos una ciudad encantada de lonas multicolores, en la que convergen los idiomas del mundo.


Año tras año, aparece y desaparece en determinadas épocas, alterando sus formas, colores y trazado, pero como cosa curiosa, siempre se instala en el mismo lugar.


Hace las veces de centro de aclimatación y cuenta con Servicios Médicos, Guardaparques, Patrulla Policial de Rescate y Auxilio de Montaña, agua, operadores logísticos, alojamiento y algunas más.


Se accede a ella por un sendero muy marcado, por el tránsito de deportistas y mulares. Este campamento base, situado a 36 km de Puente del Inca y a 4.360 msnm, le rinde con su nombre, homenaje a una visitante asidua, que con sus "tranquitos" cortos y oportuna terquedad, traslada hasta allí la logística necesaria, para que los andinistas alcancen la tan ansiada cumbre: El Campamento Base Plaza de Mulas.


Descendiendo de Plaza de Mulas, a 100 m sobre el Río Horcones:


..."Una de las bolsas se había desatado y colgaba casi hasta el suelo tocando así la pata del animal a cada paso. Esto lo asustó y lo hizo saltar y correr por la angosta senda. Naturalmente, la carga se aflojaba cada vez más, lo que a la mula molestaba en forma creciente. En una de ésas la mula se enredó en la cuerda de la carga, perdió el equilibrio y cayó. Al caer, una de las bolsas la tiró hacia abajo, y el pobre animal se puso a rodar cuesta abajo, dando diez o doce vueltas alrededor de su eje entre las piedras, deshaciéndose de su carga poco a poco. Toda la caravana se paró estupefacta. Estábamos seguros de que ni un solo hueso iba a quedar entero en el cuerpo del animal. Es imaginable entonces nuestra sorpresa cuando lo vimos, al llegar al fondo del valle, levantarse sano y salvo y echar a correr por la costa del río"... 


"Tempestad sobre el Aconcagua", de Tibor Sekelj.


“Una vez sobre la mula, no le pierdas las orejas” (anónimo)




Las Mulas del Aconcagua


Muchas de las malas condiciones de vida, a las que fueron sometidos estos animales en el pasado, se han corregido. En la actualidad su uso dentro del Parque Provincial Aconcagua, está controlado, regulado y certificado por una autoridad sanitaria de la Fundación Cullunche y la WSPA (Sociedad Mundial de Protección Animal), bajo la supervisión directa de la Dirección de Recursos Naturales Renovables.


El Programa Control de Bienestar Animal de Mulas Cargueras del Parque Aconcagua, cuenta con un manual de procedimientos para la admisión e ingreso de un mular, que se divide en pasos, con varios ítems cada uno y es único en el mundo.


Comienza con la identificación del animal con un microchip y le suceden, la Libreta Sanitaria Equina, Fotocopia de la Libreta Sanitaria, Inspección General de cada animal, Ingreso al Parque, Controles Periódicos, Correajes y Albardas, Infracciones y Certificaciones otorgadas por la Fundación Cullunche y la WSPA (Sociedad Mundial de Protección Animal).


En el caso de producirse infracciones durante los controles de ingreso al parque y/o en las inspecciones periódicas, se labran las actas de constatación correspondientes, derivándose al ente de aplicación, la Dirección de Recursos Naturales Renovables, quien aplica las penalizaciones que puedan corresponderles a las faltas cometidas. 




 SAN MARTÍN 


 RETORNA  A LA PATRIA


Monumento RETORNO A LA PATRIA, El Manzano Histórico, Tunuyán

El monumento "Retorno a la Patria", muestra al general José de San Martín montando una mula y vestido de baqueano, y es para mí esa imagen , la que sintetiza el momento final de la gesta patriótica, donde el gran capitán marcha junto a la compañera de batallas, que con su fuerza y nobleza, las hizo posibles en gran parte.

“Si no puedo reunir las mulas que necesito, me voy a pie”

(Del Gral. José de San Martín a Tomás Guido, el 15 de diciembre 1816)




Sección "HARAS GENERAL LAS HERAS"

Centro de Cría, Recría y Amansamiento de Mulas

- Ejército Argentino -


Fue creada el 15 de febrero de 1930, constituyéndose en el centro más importante para la cría de mulares, con los que el Ejército Argentino, abastece a sus brigadas de montaña.


Forma parte del Establecimiento Campo Los Andes, que se encuentra en San Carlos y Tunuyán, provincia de Mendoza.



Es innegable, la notable influencia que tuvo la mula en nuestro agro, economía y cuestiones militares.


En la actualidad muchos ejércitos del mundo, incluyendo el nuestro, la destinan a las tropas de montaña y además en nuestra provincia, a actividades recreativas y deportivas tales como el Cruce de los Andes por el Paso Piuquenes, cabalgata al Valle de las lágrimas (avión de los uruguayos), logística al cerro Aconcagua, etc.


Y en algunas fincas y campos que no poseen tractor, para el tiro del arado.



“Le metieron la mula” (anónimo)



“METER LA MULA" (hacer trampa)

 

Viene de los tiempos, en que se transportaba la uva en carros. Para obtener el peso de la carga, se pesaba primero en la báscula de la bodega, el carro cargado y después vacío, de la diferencia de los dos pesajes, se obtenía el peso neto.


Pero algunos “mañosos”, en el primer pesaje, solían dejar que la mula que tiraba el carro, pisara un poco la balanza para agregar algunos kilos o mejor dicho, “le metían la mula”.

“A mula vieja, alíviale la reja” (anónimo)



Recuerdo haber escuchado en una charla de fogón, en el Valle de Las Leñas, a un puestero que comentaba sonriente:


- "las mulas cuando se desbarrancan, se hacen un "ovillito" y van rodando cuesta abajo y salen "sanitas", casi siempre"...

 

Con esta última anécdota, me despido con un gran abrazo y el deseo de que pronto, podamos retornar a las senditas de montaña.








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* Jarilla: la flor provincial de Mendoza.
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