SUPERVIVIENTE DE LOS ANDES: HENRI GUILLAUMET
Henri Guillaumet, junto al avión "Potez 25", antes de un despegue. (extraída de una filmación de la época) |
Luego de que
el aviador argentino, Luis Cenobio Candelaria, volara por primera vez sobre la
Cordillera de Los Andes, el 13 de abril de 1918, uniendo Zapala (Neuquén) y
Cunco (Chile), en un desafío que demandó dos horas y media y 230 km de
recorrido, la gran mole sudamericana comenzó lentamente, a ser superada por
aeronaves.
Lo que
comenzó siendo un record, de a poco se convirtió en una ruta de intercambio
comercial. Esta historia comienza en 1927, cuando la Compañía Aeropostale
establece el primer Servicio Aéreo Postal, entre Europa y Buenos Aires.
En 1930, debido al
incremento de la competencia, las empresas se ven obligadas a buscar nuevas
líneas, estableciéndose una disputa por la hegemonía de la ruta Santiago
(Chile) y Buenos Aires, entre Luft Hansa AG (Alemania) y Aeropostale (Francia).
Durante el 92°, cruce de Los Andes
El 13 de
julio de 1930, despega desde el aeropuerto de Santiago de Chile con destino a
la ciudad de Mendoza, Henri Guillaumet, piloteando un avión biplano “Potez 25”,
matrícula F-AJDZ, de la Compañía Aeroposta Argentina, sucursal de la Compagnie
Génerale Aeropostale de Francia.
Su aeronave
entra en emergencia, cuando lo sorprende un fuerte temporal de nieve y
viento en la Alta Montaña, que lo obliga a desviarse del curso.
..."A tres mil quinientos, entreví una masa negra, horizontal, que me permitió enderezar el avión. Se trataba de un estanque que reconocí: la laguna Diamante. Sabía que estaba situada en una especie de embudo, en uno de cuyos flancos se eleva el volcán Maipú a seis mil novecientos metros.
Aunque me había desembarazado de la nube, continuaba todavía cegado por espesos torbellinos de nieve y no podía alejarme de mi lago sin estrellarme contra una de las paredes del embudo.
Fui dando vueltas alrededor de la laguna, a treinta metros de altura, hasta que se terminó el combustible. Después de dos horas de aquel picadero, descendí y capoté. Cuando logré salir del avión, la tempestad me lanzó contra el suelo. Me levanté y volvió a derribarme. No me quedó más solución que arrastrarme debajo de la carlinga y cavar un hoyo en la nieve. Me envolví allí en bolsas postales y, durante cuarenta y ocho horas, esperé. Después de lo cual, una vez que la tempestad se apaciguó, me puse en marcha. Caminé cinco días y cuatro noches"...
"Tierra de hombres", de Antoine de Saint Exupéry (1939).
Así relata
Antoine de Saint Exupéry, en la novela Tierra de Hombres, los sucesos que
tuvieron cabida durante el aterrizaje forzoso, protagonizado por su amigo Henry
Guillaumet.
Esta
historia se inicia en la Laguna del Diamante, cuando está próximo a finalizar
el otoño de 1930 y conjuga en su trama, fantásticos elementos literarios,
paisajísticos, tecnológicos y de supervivencia, de una época, en la que todo
parecía posible.
Henri Guillaumet, Piloto de Línea
Posición en la que quedó el "Potez 25", de Henri Guillaumet (1930). Atrás se aprecia la Laguna del Diamante, en primer plano y al fondo, el Volcán Maipo. (Foto Musée Air-France) |
Luego de que Henri agota el combustible, volando alrededor de la laguna, intenta un aterrizaje de emergencia, "capotando", (queda la aeronave en posición invertida), dando comienzo a la dura tarea de
sobrevivir.
Durante dos días permanece en el avión, obligado por el mal tiempo y protocolos aeronáuticos,
que aconsejaban permanecer en el lugar del siniestro, a la espera de un
eventual rescate.
Al no ser avistado por los pilotos que sobrevuelan la zona, entre los que se encuentra su amigo Saint Exupéry, abandona la aeronave, dejando un mensaje escrito en el fuselaje, destinado a su esposa y a los posibles rescatistas, donde señala el rumbo que seguirá.
¿Cómo saber que dirección tomar?
¿Cómo es posible
sobrevivir en una zona tan accidentada, con temperaturas bajo cero y sin el
equipo adecuado?
Para comenzar, tendríamos
que remitirnos a los conocimientos y a la formación que poseían los pilotos en
aquella época, donde se incluía además de la juventud, buen estado físico,
experiencia en supervivencia, manejo de cartas y mapas de navegación.
Panel de instrumentos del avión Potez 25. (Foto: AFNavarro) |
Es decir, el piloto se
trasladaba de un punto a otro, siguiendo visualmente un camino; tendido
ferroviario, río o alguna elevación a la distancia, que le permitiera fijar el
rumbo, por lo que sólo se podía practicar durante el día y con buenas
condiciones de visibilidad.
Rescate de la aeronave, meses después (foto: Musée Air France) |
Para que esto fuera
posible, iba alojado en la carlinga (cabina descubierta), con la cabeza por
sobre el fuselaje, lo que le permitía mirar hacia abajo (derecha e izquierda),
hacia arriba, adelante y atrás.
Fue ese dominio visual, el
que le permitió reconocer de inmediato la caldera del Diamante, la laguna y el
Maipo, posiblemente, porque en alguno de sus tantos viajes, debió sobrevolar la
zona. De haber sido así, sabría que siguiendo el cauce del arroyo Yaucha,
indefectiblemente llegaría a la Villa de San Carlos.
Saber dónde estaba y
adónde quería ir, le permitió elaborar rápidamente un plan, determinando una
dirección, que con el auxilio de la brújula, se transformó en el rumbo
magnético ESE o de 100° aproximadamente.
Debemos tener presente,
que los ríos de montaña bajan al valle, siguiendo una trayectoria donde el agua
busca la menor resistencia al avance y por lo general, transitar por sus veras,
requerirá una menor exigencia física, salvo que se encajone. Además de ofrecer
la posibilidad, de encontrar algún asentamiento humano en sus orillas.
YAUCHA: los indígenas le daban el nombre de yaucha a una especie de cardo que abundaba mucho en la zona, donde corre un arroyo del mismo nombre, el cual al pasar por la Villa de San Carlos, forma con el arroyo Aguanda el paraje que se llamó "La Isla".
Toponimias de Isidro Maza.
¿Adónde se produjo el accidente?
¿Adónde se produjo el accidente?
Para poder determinar
mínimamente la ruta seguida, debemos conocer primero, el punto aproximado de
partida.
En la siguiente imagen, he
comparado dos fotos, a la izquierda una reciente que tomé desde "el
mirador" y a la derecha, la histórica.
Izquierda: desde el mirador - derecha: foto Museo de Air France |
En ambas se puede apreciar
en primer plano la playa, la laguna y al fondo el Maipo, es decir, al
"este" de la laguna, por lo que se puede concluir, que el avión no se
accidentó dónde está el actual monumento (suroeste), por cuanto en ese punto,
hubiera quedado entre la laguna y el volcán, en el medio.
Con este dato y sabiendo
que Henri fue rescatado a orillas del A° Yaucha, en la zona del cerro Negro,
tracé una ruta sobre una imagen de Google Earth, con el posible derrotero que
siguió.
La misma está dividida en
dos tramos, uno de color turquesa con el posible camino seguido hasta las Vegas
del Yaucha y otro amarillo, siguiendo el arroyo propiamente dicho. Entre ambas,
suman algo más de 48 km de recorrido.
..."A partir del segundo día, ¿sabes?, mi mayor trabajo consistió en procurar no pensar. Sufría demasiado y mi situación era excesivamente desesperada. Para conservar el valor de seguir andando, era preciso no pensar en ello"...
"Tierra de hombres", de Antoine de Saint Exupéry (1939).
Caminar en la nieve bien
alimentado, con vestimenta, calzado adecuado y raquetas, es algo agotador.
Ahora, hacerlo sin el equipo apropiado, sin comida ni descanso por varios días,
con los zapatos de cuero humedecidos por la nieve, debe ser insufrible.
Para comprender a lo que
se enfrentaba, sólo cabe mencionar, que en el trayecto que va desde Pampa de
los Avestruces al Portezuelo de los Gauchos, en 1953, un temporal de nieve
sorprendió a una patrulla del Ejército Argentino, dándole fin a dieciséis de
sus integrantes, tal como lo recuerda el Monumento al Baqueano, ubicado a la
vera de la RP 98.
..."Muchos signos me presagiaban el fin. Por ejemplo, me veía obligado a detenerme cada dos horas, más o menos, para ensanchar un poco mi zapato, friccionar con nieve mis pies que se hinchaban o, sencillamente, para proporcionar un descanso a mi corazón. Hacia los últimos días, perdía a ratos la memoria. Cuando llevaba ya mucho rato andando, me daba cuenta de que había olvidado algo. La primera vez fue un guante y, con aquel frío, la cosa resultaba grave… Lo había colocado frente a mí y me marché sin recogerlo. Después fue el reloj. Luego la navaja. Más tarde, la brújula. A cada parada, me iba empobreciendo… Lo que salva es dar un paso. Y todavía un paso. Siempre es el mismo paso el que se recomienza"...
"Tierra de hombres", de Antoine de Saint Exupéry (1939).
El Puesto de García, donde auxilian al piloto apenas rescatado, en 1930 (foto: Musée Air France) |
Tras andar seis días sin
comida ni descanso, vadeando el arroyo, la mañana del séptimo día y tras haber
recorrido casi 50 km en la nieve; con el cuerpo destruido, la mente jugándole
malas pasadas, debatiéndose entre la locura y la muerte...
A la mañana siguiente,
Luis de Jesús García, dueño del puesto, recorrió varios kilómetros a caballo
para dar aviso a la policía, la que telegrafió a la ciudad de Mendoza,
informando que el piloto había sido encontrado vivo y sería trasladado a la
brevedad.
Al enterarse de la
noticia, Antoine de Saint Exupéry, salió de inmediato en su avión y lo encontró
en una caravana de autos a medio camino. Tras un emotivo abrazo en la ruta,
volaron hasta el Aeropuerto Los Tamarindos, Mendoza, donde se lo alojó en el
Plaza Hotel (actual Park Hyatt Mendoza), hasta su total recuperación.
Sobre su estado,
escribiría en Tierra de Hombres:
..."¡Te encontramos, sí, pero quemado y reseco, encogido como una vieja! Aquella misma noche, en avión, te conduje a Mendoza, adonde las sábanas blancas se deslizaron sobre ti como un bálsamo. Sin embargo, no te curaban. Te embarazaba aquel cuerpo torturado, que tú movías y removías, sin conseguir alojarlo en el sueño. Tu cuerpo no olvidaba ni las rocas ni las nieves. Ellas te marcaban. Yo observaba tu rostro negro, tumefacto, parecido a un fruto maduro que ha sido golpeado. Estabas muy feo y miserable habiendo perdido el uso de tus hermosos útiles de trabajo: Tus manos seguían entumecidas y cuando, para respirar, te sentabas en el borde de la cama, tus pies helados colgaban como dos pesos muertos"...
"Tierra de hombres", de Antoine de Saint Exupéry (1939).
Meses después, señalaría
el diario Los Andes, en su edición del 18 de diciembre de 1930:
"HA SIDO RESCATADA LA
CORRESPONDENCIA QUE DEJARA EN SU AVION EL PILOTO GUILLAUMET
Se trata además de traer
el aeroplano que aquel aviador abandonara al sufrir el accidente en plena
cordillera
San Carlos, 17 (Corresp.).
Hace varios días salieron con destino a la Laguna del Diamante, situada, como
se sabe, en plena cordillera, los señores Paul Gardey y Mario Romero,
acompañados de cinco baqueanos con el propósito de buscar la correspondencia que
dejara en su avión, el aviador Guillauntet después de su accidente.
Esta comisión ha
regresado, trayendo toda la correspondencia, que se compone de varios sacos y
paquetes, la mayoría con destino a Europa"...
... "Además ha
llegado a ésta el señor Juan Lefebvre, gerente de la Compañía Aeropostale con
asiento en Mendoza, quien se propone efectuar otra expedición a la Laguna del
Diamante, acompañado de varios baqueanos contratados a tal fin, con el objeto
de intentar sacar el avión, ya sea por vía aérea o por tierra"
Traslado del avión, a la localidad de Eugenio Bustos en 1931 (Foto: Musée de l´Air et de l´Espace) |
Monumento en la Laguna del Diamante
Escultura metálica, que recuerda el accidente de Henri Guillaumet
(Costa sudoeste de Laguna del Diamante) 2020
|
Henri Guillaumet
(29 de mayo de 1902 - 27 de noviembre de 1940)Su avión es abatido durante la II Guerra Mundial, sobre el Mar Mediterráneo.
Francia lo considera uno de sus héroes y de los pioneros más relevantes, de la aviación postal francesa.
Placa conmemorativa en Lagunas del Diamante. |
Monumento en la intersección de las RN 40 y RP 143 Del gobierno Francés, en agradecimiento a pueblo sancarlino. |
Avión biplano francés, "Potez 25" (caza bombardero ligero, multipropósito) |
Una familia de puesteros
La señora Manuela Romero de García (foto: Musée Air France) |
Cuando despuntan las primeras luces del día, advierte que su perro llamado "Florero", le ladra a la figura de un desconocido que anda en la quebrada y este al verlo, comienza a gritar y agitar los brazos con una bufanda.
...“Mamá me mandó corriendo a ordeñar leche de las cabras para hervirla en un jarro y dársela, Guillaumet bebió dos tazas y quedó profundamente dormido. Al otro día, otro avión piloteado por su amigo, el escritor Antoine de Saint Exupéry, llegó hasta el puesto y lo trasladó a un hospital de la Capital”...
La familia García apenas pudo saludar al aviador. La verdadera despedida ocurrió seis días después. Apenas recuperado de su caída, Guillaumet subió a otro avión y volvió a sobrevolar la zona del accidente.
...“Pasó por encima del puesto. Estaba a 50 metros de altura, dio tres vueltas por encima nuestro y nos saludó”...
Relato de Juan García a la "La 5ta Pata"
Un puestero llamado, Juan Gualberto García
Un puestero llamado, Juan Gualberto García
El 12 de junio de 2001, es nombrado Ciudadano Ilustre de San Carlos, ante su inminente viaje a Francia.
Jacques Chirac y Juan G. García. (Foto: La Nación) |
El lunes 12 de diciembre de 2011, a los 95 años de edad, en su casa del Barrio La Favorita, fallece el hombre que ingresó a la historia de la aviación francesa, por su espíritu samaritano y solidario, al salvar con su madre, a uno de los grandes héroes de Francia.
... "García murió en Mendoza Capital, pero fue sepultado este mediodía en el cementerio de San Carlos, tal como había sido uno de sus dos últimos deseos (el otro fue que le cuidaran sus "pilchas gauchas"). Acompañaron sus restos sus cuatro hijos, Analía, María, Francisca y Lucio, y sus nietos Jonhatan y Andrea. También estuvo presente su yerno, Luis Cali"
Diario Uno, 13 de diciembre 2011
La Familia García, mantuvo intercambio postal con Guillaumet, hasta su trágico deceso, en 1940.
A 90 años del rescate...
El humilde intento por rescatar o reconstruir esta historia si se quiere, a partir de recortes de diarios, páginas de la aviación francesa, la novela de Saint Exupéry, cartas topográficas y algunas otras herramientas, me deja una grata sensación.
En este mes se cumplen los 90 años de aquel fantástico rescate y han pasado 19, del reconocimiento que el gobierno francés, le hiciera a un puestero sancarlino.
En ocasiones me parece
increíble tocar con las letras, la vida de gente tan notable.
Muchas veces vacilo al
escribir sus nombres, porque resaltan lo más alto que tiene el espíritu humano,
la capacidad de concebir en un momento de su existencia, un hecho tan
significativo, que tiene el poder de cambiar el destino de las personas.
Con mucha soltura y hasta
con cierta ligereza, he escrito el nombre de Henri Guillaumet, Antoine de Saint
Exupéry y Juan Gualberto García, pero la historia y los hechos que ellos
protagonizaron individualmente y en conjunto, tuvieron la fuerza y el poder de
hacer del mundo, un mejor lugar para vivir.