CIUDAD DE MENDOZA RÍO LAS CUEVAS - Paramillo de Las Cuevas - Las Heras - MENDOZA Casucha del Rey Puquios - Las Heras - MENDOZA Puente LA ROCA (GAM 8), sobre el río Las Cuevas, sendero al Co. Penitentes - Las Heras - MENDOZA Luna sobre el Co. Arco - Las Heras - MENDOZA Ruinas de las Minas Jesuitas de Paramillos - Las Heras - MENDOZA Atardecer en Lagunas del Rosario - Desierto de Lavalle - MENDOZA Cerro Comición - Luján de Cuyo - MENDOZA Capilla Nuestra Señora de las Nieves, ladera Co. Banderita Sur - Puente del Inca - Las Heras - MENDOZA Camino a Manantiales - Tunuyán - MENDOZA Cascada en la Quebrada de los Berros - Luján de Cuyo - MENDOZA Estación GUIDO - Tren Trasandino - Las Heras - MENDOZA Altos Limpios - Lavalle - MENDOZA Laguna del Diamante y Volcán Maipo - San Carlos - MENDOZA

LEYENDA DEL ORO PERDIDO EN LA MONTAÑA

Ruinas de las Minas Jesuitas de Paramillos



El oro del Rey


Adaptación: Enrique Guerrero


No es ningún secreto, que durante el periodo colonial español, entre los s. XVII y XVIII, el oro y la plata extraídos en las minas de Uspallata, eran trasladados a la Casa de la Moneda en Santiago de Chile, para el acuño de doblones.


Nave "Victoria" de la flota de Magallanes-El Cano

Tarea tras la cual, volvían al Virreinato del Río de la Plata, a través de la Cordillera de Los Andes


La elección de tal ruta, ofrecía un recorrido más corto y seguro, que el proporcionado por un viaje en barco, a través del Estrecho de Magallanes


Una vez en Buenos Aires, partían para España, por la Ruta Marítima del Atlántico.



1793

Nace la historia...


La última semana de  1793, una importante remesa de doblones de oro, recientemente acuñados en la Casa de la Moneda (Chile), partieron con destino a la ciudad de Mendoza.


Como eran propiedad de Carlos IV, rey de España, debían atravesar una larga y rigurosa serie de controles, debido a la importancia del envío y al largo viaje que tenían por delante.


El desafío más grande, residía en el cruce de la Cordillera de Los Andes a lomo de mula, ya que después, les esperaba un largo y tedioso viaje a Buenos Aires, en pesados carros tirados por bueyes.


"Apunte para cuadro de composición"
Fidel Roig Matóns

Las monedas fueron pesadas, contadas y asentadas en un acta, y posteriormente almacenadas en fuertes zurrones[1] de cuero, tarea tras la cual, se los encadenó y lacró con el sello real, para garantizar su inviolabilidad.


Una vez finalizados los controles, los valores fueron entregados al capataz de los arrieros, para que se hiciera cargo de la seguridad y el traslado. 


La gente balanceó, distribuyó y aseguró el precioso cargamento sobre el lomo de los animales, colocando al frente de la recua[2], la "yegua madrina", con un ruidoso cencerro colgado al pescuezo, cuyo sonido  mantendría unidos a los mulares, durante la travesía.


La arria[3] estaba compuesta por cinco mulas "silleras", veintiocho de carga  perfectamente "entabladas", es decir, acostumbradas a andar juntas y la "madrina"


Dos arrieros abrían camino, dos cerraban la columna para evitar que se perdiera o retrasara algún animal y uno, iba y venía recorriendo la larga fila, verificando que la carga estuviera ordenada y no se hubiera aflojado ningún bulto, oficiando las veces de marucho[4], cuando hacían real[5].


Durante el viaje por la banda chilena, los acompañó el buen tiempo, situación que les permitió hacer altos en el camino, controlar la carga y descansar regularmente.


Las penurias comenzarían, al cruzar el portillo del cerro Santa Elena, que marcaba el ingreso al territorio mendocino. Un gran temporal de nieve se abalanzó sobre ellos, apenas ingresaron al Paso de Uspallata,  poniendo en serio riesgo sus vidas y el cargamento. 


Cuando creían que todo estaba perdido, al bajar una cuesta divisaron sobre un alto, el perfil de la Casucha del Rey, Paramillos de Las Cuevas.


Casucha del Rey, 
 Paramillo de las Cuevas

El refugio aún contaba con leña y provisiones, de las dejadas para el correo, el otoño pasado.


Como la tormenta no amainaba y el charqui[6] daba vueltas en el caldo sin ablandarse, unos chifles[7] de aguardiente,  fueron la excusa perfecta para pasar el rato junto al calor de las brasas.

La nevada continuó durante toda la noche y parte del día siguiente. El charquicán[8] que había sobrado de la cena, el licor y el amparo que les ofrecía el refugio del frío, los mantuvo entretenidos hasta que se despejó.

Atardecía y con los últimos rayos de sol, se apresuraron a cargar los bultos sobre la arria de mulas, para recuperar parte del tiempo perdido y partieron al anochecer, iluminados por la pálida luna menguante.

Desobedeciendo lo ordenado por el capataz, los rezagados, amparados por la oscuridad, se empinaban cada tanto un trago de aguardiente, tentación que se repitió durante toda la madrugada.

Con las primeras luces del alba, perplejos descubrieron la falta de algunos bultos, que debieron caerse durante la marcha nocturna, lo que originó serias discusiones entre el capataz y los arrieros, para determinar las responsabilidades por lo acontecido. 

Como regresar en su búsqueda ya no sería posible, por la inestabilidad del tiempo, continuaron lo que restó del camino, entre avivadas discusiones.





1794

Tras llegar a la ciudad de Mendoza, los primeros días de enero, se dirigieron a la Aduana, donde luego de relatar lo sucedido, fueron sumariados y encarcelados en el Cabildo, hasta tanto tomara cartas en el asunto, el Virreinato del Río de la Plata.

"Antigua Plaza Matríz de Mendoza"
Archivo General de la Provincia de Mendoza

Cuando la noticia llegó a oídos del virrey, Nicolás de Arredondo, le ordenó a Manuel Belgrano, primer secretario del Real Consulado de Comercio de Buenos Aires (1794), que comisionara con urgencia a un hombre, para que investigue y encuentre el oro perdido en la montaña.

"Mendoza"
dibujo de Johann Moritz Rugendas (XIX)
 
Después de un tiempo, la persona comisionada por Belgrano, llegó a Mendoza e interrogó en varias ocasiones a los arrieros y de las declaraciones de estos, determinó que si la carga realmente se había  perdido, debió ser en algún punto comprendido entre Punta de Vacas y Las polvaredas.

Realizó varias incursiones por la zona, sin encontrar rastro alguno de las monedas, por lo que pasado un par de meses y ante la infructuosa búsqueda, dio por finalizada la investigación, elaboró un informe y volvió a Buenos Aires.





La leyenda del oro perdido



Pasaron los años y una tarde, mientras una copiosa nevada se abatía sobre la localidad de Uspallata, un abuelo que buscaba entretener a sus nietos, recordó la historia del oro perdido en la montaña

Los reunió frente al calor del hogar y se las relató, tal como su padre lo había hecho con él. Uno de los pequeños se incorporó y se dirigió a la ventana, donde permaneció callado por un largo rato, embelesado con los copos de nieve que caían sin cesar.

Las llamas cambiaban de coloración iluminando tímidamente la sala y los silencios, eran solamente superados, por el crepitar de los leños que ardían...

Con el tiempo, ese niño creció y se convirtió en un hombre. 

Un día sin saber cómo, se encontró recorriendo la vera norte del río Mendoza, en la zona de Peñón Rajado, un paraje que media entre Punta de Vacas y Polvaredas. En sus ojos aún brillaban las chispas del fuego, encendido aquella tarde invernal y en sus oídos, la voz trémula del abuelo, narraba como un arrullo remoto la historia una y otra vez.

Iba y venía, mirando aquí y allá. Hasta que en una de las tantas pasadas, descubrió que entre los pasos dejados el día anterior, sobresalía un objeto oscuro, de forma circular, que se diferenciaba claramente del entorno. Con cierta vacilación, se reclinó y lo tomó en su mano, para observarlo con mayor detenimiento. 

Doblón español
De pronto, empujado por un extraño impulso, comenzó a refregarlo con insistencia contra una roca áspera, hasta quedar inmóvil, como si estuviera extenuado. La sorpresa lo había paralizado.

El sol se reflejaba en el metal, arrancando haces de luces doradas, que hasta pocos momentos antes, descansaban en la solitaria arena andina.

Con desesperación se dejó caer sobre el suelo y comenzó  hurgar la arena con los dedos, hasta que aparecieron muchas monedas más.

Estaba claro que había dado con el tesoro perdido o al menos, con una parte de él.

Esa noche no pudo dormir. La codicia se escurría entre el cansancio y los pensamientos, despertando una fascinante seducción, que convertía a las monedas halladas en insuficientes, por lo que ideó la forma de establecerse provisoriamente en el lugar, para continuar la búsqueda.

Un socavón en la barranca del río, ofició de vivac para la aventura que estaba dispuesto a emprender. Pasaron los días y encontró unas pocas monedas más, hasta que una mañana despertó enfermo. Como no podía cargar el oro, lo enterró junto a una gran roca y emprendió el regreso a Uspallata, para que lo atendiera el médico. 

La mala alimentación y las noches frías, habían afectado seriamente su salud.

Estuvo internado una semana, hasta que finalmente murió. A uno de los enfermeros le confidenció el hallazgo, pero nunca le mencionó el lugar, donde había enterrado el tesoro.

Y a partir de entonces, la historia de las monedas de oro fue rodando de boca en boca, hasta que con los años, se convirtió en leyenda.



En ocasiones me pregunto si las monedas, aún permanecerán enterradas o perdidas. 


Por momentos me asaltan muchas conjeturas, tal vez, porque pequeñas chispas de incredulidad, se empeñan en negar que haya sido posible tal pérdida y por consiguiente el hallazgo.


Pero, ¿y si fue así y aquel niño que observaba la nevada, realmente las encontró y las volvió a enterrar y aún aguardan al elegido, que las saque al sol del siglo XXI...


Con esta sorprendente posibilidad, me despido con un abrazo fraterno y el deseo de que la vida, nos brinde buenos senderos para andar.





 

[1] zurrón (RAE): bolsa grande de cuero que usan los pastores, cualquier bolsa de cuero para carga.

[2] recua (RAE): conjunto de animales de carga, que sirve para trajinar, (coloq.) multitud de cosas que van o siguen unas detrás de otras.

[3] arria: conjunto de mulas de carga

[4] marucho: era el encargado de  cuidar los bueyes o mulas, cuando se hacía un alto en la marcha, para comer y dormir o para refugiarse de las tormentas.

[5] real o "rial" (español coloquial): paraje elegido para hacer un alto o estadía pasajera, durante la marcha. 

[6] charqui: (quechua: ch'arki): carne secada al sol con sal.

[7] chifle: recipiente para llevar agua, hecho con asta, por lo general de buey.  por su gran tamaño, lo que permite disponer de una gran capacidad. Convenientemente vaciado de impurezas, limpio y seco, se tapona sólidamente con madera (a veces forrada con plata) la base del cuerno, es decir la parte más gruesa y con un pequeño tapón o espita la extremidad más fina, luego de perforarla para que sirva de pico.
[8] charquicán: con posibles raíces quechuas "ch'arki: carne salada y secada a sol, y kanka: asado". Guiso con charqui, ají, cebolla y verduras de época.






CRISTO DE LA HERMANDAD

Cristo de la Hermandad
Manzano Histórico - Distrito Los Chacayes -  Tunuyán
(imagen 17 de agosto de 2015)


Por: Enrique Guerrero.


 LOS  CHACAYES


La intersección de las rutas provinciales 89 y 94, de la localidad El Manzano Histórico, atesora el crucifijo más grande de Mendoza.

Este distrito de Tunuyán, así como la histórica estancia y muchos otros rincones de nuestra provincia, llevan por nombre Los Chacayes, en alusión a la presencia de un árbol que crece a la vera de arroyos y vertientes, formando bosques en galería, cuya altura en los ejemplares adultos, rara vez supera los cinco metros de altura.


Carta topográfica de "Los Árboles"
Instituto Geográfico Militar (1927-1945)


No conforme con el posible origen de la toponimia del lugar, busqué en los diccionarios de idiomas originarios, encontrando en uno de lengua araucana del siglo XVIII, la definición de:


chacay: árbol con espinas.




SEMBRADOR DE TALLAS


La casualidad o el destino, hizo que este distrito que lleva por nombre el de un árbol, una localidad que se llama como otro y las vetas de la madera de un roble dorado centenario, nacido en Campo Los Andes,  dialoguen con las manos del tallador.


Con el seudónimo de Luis Javin Sissara, un artista de nacionalidad chilena, ahonda la motosierra en el tejido vegetal, buscando entre el perfume del aserrín, las astillas de la madera y la corteza del árbol, el cuerpo de un Cristo, que finalmente nos hermane.


Luis Javin en plena labor creativa, año 2004.

Y en su búsqueda fecunda, arranca tallas que va sembrando, a lo largo y ancho de nuestro país.


El Manzano Histórico de Tunuyán, comparte ese privilegio con Itá Baté, Jesús MaríaBaradero, Chajarí, Miramar y Valle Fértil , sólo por nombrar algunos de los destinos elegidos por "Javin".





El Cristo de la Hermandad


 (Manzano Histórico - Tunuyán)

Cristo de la Hermandad
obra del artista Luis Javin Sissara

Latitud:  33°36'5.45"S
Longitud:  69°23'4.24"W
Altura: 1705 m s.n.m.

La talla de 5[*] metros de alto (aprox.), vio la luz en el Establecimiento General Las Heras, que el Ejército Argentino posee en Campo Los Andes. La labor artística, se desarrolló en el interior de una gran carpa militar, desplegada para tal fin.

Cristo de la Hermandad
Una semilla que viajó entre las pertenencias de un Jesuita, hace más de dos siglos, le dio vida al roble dorado, que hoy se ha convertido en el cuerpo de Jesucristo...

La colosal obra, de Luis Javin Sissara, fue inaugurada en El Manzano Histórico, el 17 de agosto de 2004, coincidiendo con el día de la muerte del General José de San Martín y los actos que se hacen en su honor.

La cruz de varios metros de alto, se yergue frente al imponente paisaje de la Cordillera de Los Andes, con la figura del Cristo mirando al Departamento de Tunuyán.

Placa conmemorativa del Ejército Argentino





El Oratorio


En el año 2017, la Municipalidad de Tunuyán construyó un oratorio semicircular al este del crucifijo, con la idea de ofrecer un espacio de oración, que le brinde privacidad a los peregrinos. 

Para ello, se levantó un muro de dos metros de alto, revestido en piedra, que protege de la vista al orante, sin obstruir el imponente paisaje, que la cordillera le brinda al turista.


Cristo de la Hermandad
(El Manzano Histórico)


Se concluyó la obra con la construcción de una rotonda entre las RP89 y 94, y veredas peatonales que bordean la Plaza de Artesanos.

Cristo de la Hermandad




El Vía Crucis de la Montaña

Paralelamente con la construcción del oratorio, los pilares de las estaciones del Vía Crucis, que bordean la RP  89, por el noroeste, fueron refaccionados y dotados de bellas imágenes, grabadas sobre metal.

Tal labor fue desarrollada en abril de 2017, por el joven artista plástico y músico "tunuyanino", Kisy Pintos.


Proceso empleado para el grabado de las imágenes.
(foto: Facebook de Kisy Pintos)

Consultado sobre la técnica, empleada para el grabado en relieve de las placas de metal, Kisy me comentó que:


III Estación
"Jesús cae por primera vez"
(Foto: álbum de Kisy Pintos"

"La técnica es la misma que se utiliza en el agua fuerte. Se impermeabiliza en este caso la chapa y se dibuja, al meterla en ácido nítrico, empieza a comer la chapa dónde está dibujado (se retiró el barniz) y se hace una especie de bajo relieve"


X Estación
"Jesús es despojado de sus vestiduras"
(Foto: Album de Kisy Pintos)


Es de destacar la continua labor creativa, que "Kisy Pintos", seudónimo artístico con el que se conoce a José Oscar Pintos, viene desarrollando en el departamento.


Sus obras escultóricas, tallas, grabados y trabajos de restauración, están presentes y embellecen muchos espacios y monumentos públicos del Valle de Uco.




El monumental Cristo de la Hermandad, se encuentra en la puerta de la Huella Turística, que une las localidades de El Manzano Histórico (Argentina), con San Gabriel (Chile), por el Paso Internacional Portillo de Piuquenes, uno de los seis pasos elegidos por el Ejército Libertador, para el cruce de Los Andes.

Esta y otras tantas obras que exponen nuestros espacios públicos, nos enseñan como la madera, los metales y la piedra, nunca van a morir, mientras existan las manos del artista, que extraiga de su tejido medular, las maravillosas formas que atesoran.

La invitación para concurrir, ya está hecha. Cualquier día de la semana es el ideal, por lo que me despido con un fuerte abrazo, deseando que la vida brinde, buenos senderos para andar.





Cómo llegar, saliendo del
centro de Tunuyán







* Las medidas utilizadas son relativas, por cuánto no encontré un registro fehaciente de las mismas.


Otros temas que quizás puedan interesarte:



* Cristo Redentor de Los Andes.

 

* Cristo Blanco de las Viñas (Cruz de Piedra - Maipú).



    Preservar el patrimonio cultural, histórico y natural de la Provincia de Mendoza, constituye una obligación ineludible para quienes tenemos aún, el privilegio de observar testimonios, de los esfuerzos realizados por el hombre o la naturaleza, a lo largo muchos siglos.


EL DIDYMO O MOCO DE ROCA (EEI)

"Didymo o Moco de Roca"
(Didymosphenia geminata)
Imagen: unidiversidad.com.ar


Por: Enrique Guerrero.


Especies Exóticas Invasoras

(EEI)

Se llaman “especies exóticas o introducidas”, a aquellas especies que no son autóctonas o nativas y proceden de otros hábitats o regiones.


Se las denomina "invasoras",  cuando una vez trasladadas de manera intencional o accidental al nuevo hábitat,  pueden crecer y reproducirse por si mismas, sin la intervención directa del ser humano.


Para que ello suceda, se deben dar las condiciones propicias para su desarrollo, tales como el medio ambiente favorable y falta o ausencia de especies competidoras y/o depredadoras.


Luego de cumplir con éxito su primer ciclo de vida, es decir, nacer, crecer y reproducirse, se considera que esta nueva especie está "establecida", en la nueva ubicación geográfica.


Con el transcurrir del tiempo, si se adapta y avanza notablemente en el nuevo hábitat, se la considera una especie "invasora". Al no tener depredadores, comienzan a competir por los recursos, con las especies autóctonas, provocando la disminución de la biodiversidad.


Una vez que la especie invasora está establecida, resulta muy difícil erradicarla.




Didymo o "Moco de Roca"


El "didymo" o "moco de roca" (Didymosphenia geminata), es un alga unicelular microscópica, que impacta fuertemente en los ecosistemas acuáticos, donde es introducida. 


Originaria del Hemisferio Norte, es común en Escocia, Finlandia y Suecia, fue expandida a los ríos de Europa, Asia y América del Norte. Se registró su presencia en el Hemisferio Sur en 2004, al sur de Nueva Zelanda.

 

En principio esta alga unicelular, se propagaba solamente en aguas frías y de bajo contenido de nutrientes, pero en la actualidad, se ha adaptado a una gran variedad de ambientes, incluso en aquellos con mayores temperaturas y nutrientes.


"Parque Nacional Los Glaciares: Notable avance del alga invasora Didymo"
(Imagen de ahoraCalafate.com.ar)


En el 2010, fue descubierta en el río Futaleufú, Chubut y actualmente, ocupa varios cuerpos de agua de la Patagonia Argentina (Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego), y a partir de 2018 en Mendoza.

 

Sus floraciones de crecimiento masivo, generan gruesas capas de material, que se acumula sobre los sustratos, dando el aspecto de una alfombra marrón, con extensiones que superan el kilómetro. 


Cubren el lecho de los ríos y arroyos, afectando el normal desarrollo de la vegetación e insectos acuáticos, peces y demás organismos, que se ven impedidos de competir con ella. 


La producción masiva de tallos, es la causa principal de los efectos adversos.


La Didymo no tiene impacto sobre la salud humana, pero afecta negativamente a todo el ecosistema acuático. 






       ¡La Prevención,


    es el único camino!



El alga es resistente a la desecación y puede sobrevivir fuera del agua, en condiciones extremas de luz, temperatura y humedad. Tal condición le permite trasladarse de un cuerpo de agua a otro, valiéndose de vectores, tales como pescadores, embarcaciones, enduristas, ciclistas, senderistas, aves acuáticas,  cuadrúpedos que abrevan o cruzan cuerpos de agua y peces, entre los que se destacan los grandes salmónidos.


¡EL PRINCIPAL VECTOR DE DISPERSIÓN ES EL SER HUMANO!


La presencia del Didymo se detectó principalmente en lugares de uso público,  por lo que resulta de vital importancia, cuidar las cuencas altas y las nacientes de ríos y lagunas, minimizando el impacto que causan aquellas actividades, que colaboran con su dispersión.


No existe en el mundo un método efectivo, para combatir la invasión del Didymo, una vez que está establecido.



Didymo
Punto de desinfección de equipos de pesca 
Refugio Gral. Alvarado - Reserva Natural Laguna del Diamante
(temporada 2019/20)


Por ello, es indispensable que tomemos conciencia del problema y evitemos su dispersión, desinfectando todo el equipo deportivo de  pesca, enduro, ciclismo, calzado, navegación antes de ingresar a un lago o río, especialmente si ese equipo ha estado en el extranjero o ha incursionado en áreas contaminadas con Didymo.



¡Sencillos pasos para la desinfección!


Modo simple y correcto de hacer la desinfección:


1. Quitar cualquier resto de vegetación, barro y agua de los equipos y embarcaciones inmediatamente después de utilizarlos.


2. Lavar, durante al menos un minuto, todos los elementos que estuvieron en contacto con el agua:


- Con agua clorada (diluyendo un vaso de lavandina en 10 litros de agua).


- Con agua salada (diluyendo dos vasos de sal en 10 litros de agua).


- Con agua caliente, a más de 60° Los equipos que absorben agua (como chalecos salvavidas, botas de vadeo, waders) deben dejarse en remojo en alguna de las tres formas mencionadas, al menos por 30 minutos.

El agua utilizada para el lavado no debe ser volcada al río, ni en su cercanía inmediata.


3. Si el lavado no es posible, secar totalmente los equipos, la ropa y el calzado al sol, y no utilizarlos en las siguientes 48 horas. Si se van a utilizar los equipos en el mismo lugar al día siguiente, no es necesario tomar estas precauciones.




Reserva Natural y Cultural

 Manzano Histórico - Tunuyán

"Didymo" o "Moco de roca"
(Didymosphenia geminata)
Imagen: Guardaparques Reserva Natural Manzano Histórico

Por desaprensión, ignorancia o el motivo que sea, el Didymo ingresó a los arroyos del Manzano Histórico, por tal motivo, a partir de 2020 se exige una habilitación diferencial, que debe ser exhibida junto al carnet de pesca, para la práctica deportiva en la Reserva Manzano Histórico.



Permiso de Pesca


Al declararse para la pesca, la "Zona Diferencial Manzano", quienes deseen realizar actividades deportivas/recreativas, específicamente  en esta área natural, deberán gestionar una habilitación adicional, para la cual es necesario realizar un Test de Autoevaluación sobre "Didymo".


El test es sencillo y se realiza en la modalidad online. A partir del resultado, la Dirección de Recursos Naturales Renovables, emite una habilitación adicional, denominada "Zona Diferencial Manzano".


MECANISMO DE IMPLEMENTACIÓN


El permiso tiene una validez de 6 (seis) meses, a partir de la fecha de expedición y se obtiene siguiendo estos simples pasos.


1) Para realizar la autoevaluación, se debe ingresar al siguiente link:


ALGA DIDYMO - Test de Autoevaluación, a cuyo pie se encuentra la opción "Ir al Test" y las condiciones necesarias, para tramitar el permiso.


2) Aprobada la autoevaluación, se puede adquirir el Adicional de la siguiente forma:


- En los Agentes de Venta que tengan disponible el adicional, presentando la Licencia de Pesca anual y el mail que acredite haber aprobado la autoevaluación.


- Adquiriendo en Bolsa Comercio o Banco Nación el Código 791 y presentándolo en la Caja de la Dirección de Recursos Naturales Renovables o Delegaciones Regionales junto con el mail de aprobación de la autoevaluación y la Licencia de Pesca anual.


- Para practicar la Pesca en la Cuenca del Arroyo Grande de la Quebrada, el interesado deberá poseer obligatoriamente su Licencia de Pesca Anual y el adicional por Zona de Pesca Preferencial, al día, los cuales se deberán exhibir, a requerimiento de las autoridades.


Quienes disfrutamos de los deportes acuáticos, tenemos la obligación de extremar los cuidados, si deseamos continuar con nuestra actividad en aguas sanas, transparentes y pobladas de peces.



Si adviertes la presencia de Didymo, en algunas de nuestras cuencas o cauces de agua, no dudes en dar aviso a:


 0261 4252090 / 4257065 Dirección de Recursos Naturales Renovables, o en la página web www.mendoza.gov.ar/ambiente


Con la colaboración de todos, mantendremos limpios nuestros cursos de agua.




El alga ya está establecida en la Patagonia Argentina y a partir del 2018, en la Reserva Natural Cultural, Manzano Histórico, cuyas aguas alimentan a otros cursos, que finalmente desaguan en el Dique El Carrizal y a través de él, a gran parte el sistema de riego, del este mendocino.


Colaboremos con la campaña que viene realizando Guardaparques, Dirección de Recursos Naturales Renovables y otros organismos provinciales y nacionales, difundiendo esta información, para que llegue a la mayor cantidad posible de personas, ya que sólo conociendo el problema y tomando los recaudos necesarios, mantendremos nuestras aguas libres de esta alga.


En el mes del medioambiente, cuidemos la salud de nuestras aguas!

05 de junio: Día del Medioambiente

Para finalizar, los invito a que vean este breve documental, que la DRNR ha elaborado con Guardaparques de El Manzano, en el que se expone el problema.


Como siempre, me despido con el deseo que la vida, nos brinde buenos senderos para andar.



Video de la Dirección de Recursos Naturales Renovables





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