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LOS CHOICANOS - Leyenda mendocina

Base del Campamento Minero "Las Choicas"
(Fines del siglo XIX) 


Por: Enrique Guerrero.


La Cordillera de Los Andes, atesora sobre el lado chileno, una gran cantidad de volcanes, de todos ellos, hoy nos ocupa uno que se encuentra frente a la localidad malargüina de Las Choicas, muy cercano a los límites de nuestra provincia.


Tinguirrica, tal es su nombre, tiene varias acepciones de origen araucano y van desde la toponimia más popular, “Zorro yerto de frío” (Thün-ngerü-rican), hasta la más curiosa o quizás debería decir extraordinaria, que define un antiguo diccionario jesuita, del siglo XVIII.


“Tigiri-ca”, cuyo significado es "otros enanos" (tigiri: enanos, ca: otros).


Los-choicanos
Cnel. Manuel J. Olascoaga

El coronel Manuel José Olascoaga, profundo conocedor de la geografía mendocina y patagónica, pionero del andinismo argentino, por sus ascensiones a algunos cerros, con mero carácter deportivo (febrero de 1882), ha dejado testimonio de este pueblo en uno de sus libros[1].

 

Aunque muchos años antes, los primeros conquistadores españoles que llegaron a nuestras tierras y se encontraban asentados a orillas del Río de la Plata, ya habían oído relatos sobre estas gentes, de boca de los "querandíes o puelches"[2], a los que le negaban toda credibilidad.



Como es de suponer, la leyenda tuvo una difusión extraordinaria en las serranías malargüinas, de mediados del siglo XVIII, hasta principios del XX. Fue tanta que aún hoy, persiste entre la población minera del lugar, el hábito supersticioso de realizar ofrendas y solicitar permiso al espíritu de los "choicanos", antes de extraer el metal de las minas y arroyos.





Los "choicanos"


Adaptación: Enrique Guerrero.


"Los Choicanos"


Cuentan que en tiempos remotos, existió una tribu de gente menuda, que habitaba las faldas del cerro Las Choicas[3] y las márgenes de los arroyos La Línea, Las Choicas y otros cursos menores, que volcaban sus aguas en el arroyo Del Quesero.


Vivían en cavernas y túneles subterráneos, que la lava de los volcanes había construido, en su andar por la pendiente de los cerros.


Los "choicanos", como se los conocía, constituían un pueblo de costumbres sencillas y habían heredado ese extraño nombre, que deriva de "choique", por una mutilación que se autoinfligían, en determinadas ocasiones.


Cada vez que algún familiar directo moría, o un dolor afligía al clan, se amputaban un dedo del pie en señal de luto y memoria, quedando a veces con dos o tres dedos en cada extremidad, lo que les daba el aspecto de patas de ñandú o quizás debiera decir, de "cheuque o choique", nombre dado por los araucanos a esta ave.


Se alimentaban de las abundancias que la zona les brindaba. Cosechaban semillas y vegetales del cercano Valle Hermoso y capturaban animales silvestres, que mantenían alojados en corrales y galerías subterráneas hasta su faena, por cuánto no habían aprendido a labrar la tierra.


Su vida por entero estaba entregada a la minería. Pasaban días, meses y años,  extrayendo metales de las minas, sin ningún afán de enriquecerse. El cobre, el oro y la plata así obtenidos, tenían por destino un fin mayor, la defensa del pueblo.


Con él fabricaban proyectiles, que arrojaban certeramente con sus hondas y eran empleados para repeler los embates de las tribus, que llegadas del oeste, ambicionaban sus tierras y las riquezas que estas guardaban.



Tras cada batalla, los enemigos retiraban los pesados cuerpos de los caídos en combate, con la sola intención de extraer los valiosos proyectiles, con los que los choicanos se habían defendido.


Y fue así, hasta que un día cansados de batallar, idearon un siniestro plan. Sitiaron la aldea choicana con una muralla de piedras y pizarras, dejando a los hombrecitos totalmente aislados, de sus fuentes de alimentos.


Cuenta la leyenda, que al no poder transponer el muro por su baja estatura y al habérseles agotado todas las provisiones que almacenaban, terminaron extinguiéndose.


Aunque hay quienes afirman, que astutamente escaparon del cerco y viven lejos de la vista de la gente, en algún lugar remoto de nuestra cordillera.




Aún hoy, después de tantos años, mineros y pastores que acampan en los alrededores de Las Choicas, comentan que en las noches serenas, suelen escucharse extraños ruidos subterráneos. Se asemejan al producido por el cencerro de una cabra madrina, a la que le precede el paso agitado del rebaño.

Tal vez sean los choicanos, que se alejan de la gente extraña, que visita las legendarias tierras de sus antepasados.






Las Choicas


otros antecedentes

Las-choicas
Imágen satelital con la ubicación relativa del cerro Las Choicas.
(Imagen Google Earth)
Latitud:    34°56'32.01"S

Longitud: 70°15'58.10"w


El cerro Las Choicas, de 3.837 m s.n.m., se encuentra ubicado a 6 km al este del límite fronterizo con Chile, en el Departamento de Malargüe.


Respecto a la abundancia de cobre (Cu) y plata (Ag) en la zona de Las Choicas, y la explotación clandestina y saqueo por parte de empresarios chilenos, menciona el Coronel Manuel J. Olascoaga:


..."Cuando conocí este lugar, estaba abierta y en activa explotación, sin ningún conocimiento de las autoridades de Mendoza, una rica mina que regenteaba como mayordomo un señor Bobadilla, el mismo que trabajó después en las minas de Lihué-Calel, en la Pampa.

El boquerón abierto en la Choyca ofrecía a la simple vista, en el piso y sus paredes, los filones de cobre nativo puesto de manifiesto por el roce de las carretillas y los capachos. Todas las semanas salían para la inmediata provincia chilena de Curicó, cincuenta o más mulas cargadas de metal, que retornaban con mercaderías.

Debí dar cuenta de este hecho al gobierno de Mendoza, y éste mandó un comisario a la Choyca para regularizar el procedimiento, imponiendo los derechos de la provincia. Los empresarios chilenos desconocieron la autoridad del comisario, y cuando éste se dispuso a hacerla respetar de hecho, declararon suspendido el trabajo de la mina, y en su presencia reunieron y despidieron a los capataces y peones".


TOPOGRAFÍA ANDINA de Manuel J. Olascoaga, edición 1901.


Si uno observa una antigua carta topográfica, levantada por el Instituto Geográfico Militar (IGM) en 1947, sobre la zona del Cerro Risco Plateado, podrá notar que en los alrededores del cerro Las Choicas, aparecen viejos emprendimientos mineros, tales como los de Las Choicas, El Águila y El Burro, con el signo cartográfico de minería, especificando la explotación de "cobre" (Cu), siendo quizás estas minas, a las que se refiere el coronel José Olascoaga en su libro.


Las-Choicas
Minas de cobre, en los alrededores de Las Choicas.
Carta topográfica del Instituto Geográfico Militar (IGM)


Entre las cartas citadas por Eduardo Madero en la "Historia de Puerto de Buenos Aires", se puede leer una crónica escrita en castellano antiguo, donde un colonizador relata que los querandíes, les hablaban de gentes que tenían pies de avestruz y vivían en unas sierras, tras las cuales se hallaba el mar, ¿podrá ser la actual Mendoza?


..."estos nos dieron. mucha Relaçion de la sierra y del blanco. como aRiba digo y de vna jeneraçion con quien ellos, contratan que de la Rodilla abajo que tienen, los Pies(31)de abestruz. y tanbien dixeron de. otras jeneraçiones estrañas á nra. natura lo qual por parezer cosa de fabula. no lo escribo. estos nos dixeron que de la otra parte de la sierra confinaba la mar"...


"(31) A juzgar por esto, los querandies eran chanceros: mejor será suponer que los españoles no les entendieron; ó que aquellos se referían á la bárbara costumbre de algunas tribus de irse cortando dedos de los pies (quedando á veces con solo dos dedos) cuando morían deudos inmediatos".


"Historia del Puerto de Buenos Aires" de Eduardo Madero.(Apéndice N° 8, carta de Luiz Ramírez,10 de julio de 1528)

 

Por su parte Enrique de Gandia en su libro "Historia crítica de los mitos de la conquista americana" (20/9/1929), comenta que Sebastián Gaboto tuvo noticias de este pueblo, cita el libro de Eduardo Madero y las cartas de Luis Ramirez, agregando otro dato por demás curioso:


 el "P. Pedro Lozano, en su "Descripción chorográfica... del Gran Chaco" (cap. XI), dice: " ..los Mataguayos, que dieron esta relación. Cullus; que explicaban en la lengua quichoa con el nombre Suripchaquin[4], que es en nuestro castellano lo mismo que pies de avestruz..." 




Fuera de la leyenda y las reseñas mencionadas, no se tienen datos concretos, que permitan suponer la existencia de este pueblo.


Sin embargo, la toponimia del volcán Tinguirrica (Chile), ubicado a 15 km al noroeste de Las Choicas; los relatos del coronel Olascoaga sobre la existencia de grandes yacimientos de cobre y plata, los de un originario sobre los "enanos de las choicas"; la  Carta Topográfica del IGM, referenciando la existencia de minas de cobre en la zona, las cartas de los españoles del s. XVI, citadas por Eduardo Madero y la descripción de los Mataguayos, citada por Enrique de Gandia, nos plantean una serie de interrogantes, que entreabren una pequeña ventanita, a la posibilidad de que ciertamente existieran o lo que sería mejor... 


¡Que los "choicanos", aún existan!

 



 

 

[1] Topografía Andina, de Manuel José Olascoaga, edición 1901. Manuel José Olascoaga, Coronel Mayor del Ejército Argentino, (26/10/1835 - 27/06/1911), nacido en Mendoza.

[2] puelches: (araucano) "gente del este". Puel: este, che: gente.

[3] Las Choicas: castellanizado de cheuque o choique (araucano), nombre dado al ñandú.

[4] Suripchaquin (Quechua): suri: ñandú, chaki: pie, pata.




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* Leyenda del "Pozo de las ánimas".

¨Leyenda del "Cerro Nevado".



Preservar el patrimonio cultural y las tradiciones, constituyen los únicos caminos posibles, para mantener vigente la historia de nuestros orígenes.


LOS DOLARES CAIDOS DEL CIELO

 por: Enrique Guerrero


 Aún suele escucharse, particularmente cuando uno viaja al sur de Mendoza a  saborear un exquisito "chivito  a la llama", una leyenda o mito, que ronda con insistencia lo fogones… ¡Bueno!, mejor dejo que sean ustedes los que decidan al final de la historia, si es lo uno o lo otro.

 

Saben contar, que en la década de los 60´s, un avión que transportaba caballos de carrera, "se cayó” en la montaña. También comentan que llevaba escondido en las bodegas, un valioso cargamento de dólares y otros valores.

 

Las patrullas tardaron dos años, en dar con los restos del avión. Las intensas nevadas que se producían en el cerro El Sosneado y lo abrupto de la geografía, habían frustrado varios intentos anteriores.


Claro está, que cuando logaron hacerlo, sólo encontraron restos humanos, equinos y de la aeronave, pero no así el dinero, porque digamos que al ser un contrabando, no había sido declarado en la aduana, ni al seguro y por consiguiente, ni lo buscaron ni lo extrañaron.


Pasaron más de diez, para ser preciso doce años y varios meses más, cuando unos aventureros que se habían internado en la cordillera haciendo 4x4 invernal,  tuvieron problemas mecánicos con el vehículo que los transportaba y quedaron detenidos a la vera de la huella.


Pero... la suerte ese día estaría de su lado, porque se detuvo en cercanías a un pequeño puesto de cabras, cuya chimenea humeante, transportaba los exquisitos aromas de un pan casero, que se estaba horneando.


Entusiasmados se dirigieron a la pequeña casita en busca de ayuda y luego de explicar el problema, el puestero, haciendo uso de la cordialidad del hombre sencillo, los invitó a pasar para que bebieran algo caliente y juntos, buscaran una solución al desperfecto.


Sobre los leños de molle que ardían en el hogar, una pava humeante se alistaba para ofrecerle unos mates, a los inesperados visitantes de aquella jornada.


Demás está decir, que los excursionistas aceptaron de buena gana la propuesta y apenas ingresaron a la humilde morada, quedaron perplejos con lo que estaban observando.


Sus ojos no daban crédito a lo que veían. Se miraban sin comprender ni articular la más mínima palabra: las paredes habían sido empapeladas con dólares, para evitar que el frío ingresara por las grietas, que dejaban los adobes.


El puestero ignorando el valor de esos papeles, que encontró tirados en El Sosneado, les dio un destino práctico: arregló su casa. 


Hasta aquí, el relato de aquellos días, pero me gustaría preguntarles: ¿Realmente creen, que eso fue lo que pasó?....




EL CERRO SOSNEADO


El cerro Sosneado, con sus 5.189 m s.n.m., es el 5.000 más austral del mundo, marcando con su presencia, el fin de los Andes Centrales y el comienzo de los Andes Patagónicos, con la consiguiente disminución de la altura de la cordillera.


Se encuentra ubicado en el Departamento de San Rafael, a 150 km al oeste de esta ciudad, en el distrito El Sosneado, de reciente creación (junio 2005).


Don Juan Isidro Maza, en sus toponimias, comenta que su nombre deriva del pehuenche y significa "Sol naciente o dónde primero se ve el sol", debido a la altura y color de sus laderas.


Por todos estos detalles, nadie hubiera imaginado hasta el 17 de mayo de 1960, que alguna aeronave pudiera colisionar contra el cerro, a plena luz del día.




Curtiss C-46F-CU Comando


"La Ballena" (The Whale)

Curtiss C46-F Command´s "Tinker Belle" (Campanita)
(Imagen: Niagara Aerospace Museum)


La aeronave desarrollada por la Empresa Curtiss – Wright Corp., para el transporte de pasajeros dentro de los EEUU, tenía por fin, competir con el Douglas DC 3. Su diseño incorporaba el fuselaje "doble burbuja" o forma de 8, para darle mayor resistencia a la estructura, cuando era sometida a cambios de presiones, siendo apto para operar arriba de los 6.000 m, con un techo de 8.500, velocidad de crucero 310 Km/h y autonomía de vuelo 8h 50'.


Los planes de la empresa, se vieron frustrados durante el desarrollo del CW-20 (1940-1945), por cuanto el gobierno adquirió toda la producción, para el transporte aéreo militar del Ejército (USA), Marina (USN) y la Fuerza Aérea (USAF), de los EEUU, con la nueva denominación Curtiss C-46.

 

Incursionó con éxito en la segunda mitad de la II Guerra Mundial, luego en Corea y finalmente en la primera etapa de la Guerra de Vietnam, momento a partir del cual, comienzan a ser vendidos a empresarios civiles, dedicados al transporte de pasajeros y carga. La versión C-46F , estaba destinado al transporte de tropas y carga.





TRANSAMERICAN AIR TRANSPORT


Avión Curtiss C-46F LV-GGJ y el mecánico Domingo Vaccarelli
(Imagen: Historias Individuales)

La mañana del 17 de mayo de 1960, se presentaba fresca, con una suave garúa que pincelaba de otoño las calles y fachadas de las casas porteñas. Nada presagiaba los acontecimientos que sobrevendrían durante la jornada, para un avión de la Transamerican y sus nueve ocupantes.


La empresa aérea “Transamerican Air Transport”, comenzó a operar en Argentina, en noviembre de 1958, con tres aviones bimotor, ala baja, tren retráctil y doble compuerta a babor y estribor, Curtiss C-46F- 1 - CU Comando, fabricados en 1945.


Ese día en el Aeropuerto Ministro Pistarini, Ezeiza (EZE), el comandante de la Transamerican, Pedro Lafuente, elaboraba un Plan de Vuelo con el derrotero a seguir con su Curtiss C-46, matrícula: LV-GGJ, mientras sus copilotos, Fermín Gómez y Oscar Carballo recibían la carga que debían transportar y Domingo Vaccarelli, el mecánico, daba una revisión final a la máquina.


El destino sería Panamá, con una serie de escalas que comenzarían en Los Cerrillos (ULC), Santiago de Chile. El avión despegó con una demora superior a una hora, de acuerdo a lo manifestado en el Plan de Vuelo, navegando por Reglas de Vuelo Visual (VFR), a una altura de crucero de 3.000 m (9850 pies). 


Además de los cuatro tripulantes, llevaba cinco pasajeros: Pedro Horacio Echeverry, Carlos Luján, Pedro Puccineri, Omar H. Silva y Raúl Díazsiete caballos pura sangre, algunos bultos y el equipaje.


El avión despegó con demora, a las 11:04.


La tripulación informó en ruta: sobre Junín (11:59), General Soler (13:10) y San Luis (14:00).


El cruce de la cordillera estaba cerrado por mal tiempo.


La tripulación se reportó sobre San Rafael (14:34) estimando Paso del Yeso a las 15:35, solicitando autorización para ascender a 6000 m.


No se supo más nada, del vuelo.

Compendio de Accidentes de la OACI 

(Organización Aviación Civil Internacional)

 No.15 - Volumen I, Circular 78-AN/66 (33-37)


Cuando la aeronave se reporta, el operador de la Torre de Control , le manifiesta que la ruta a Chile está cerrada, por lo que el piloto decide alterar el curso, fijando rumbo hacia Malargüe, esperando que las condiciones sean mejores. Ya sobre esta, comprueba que se mantienen, por lo que insiste en realizar el cruce por el Paso del Yeso (Curicó - Chile).


Tránsito Aéreo de San Rafael, le aconseja aterrizar y mantenerse en espera. Ignorando la advertencia, solicita autorización para ascender a 6.000 m, para sortear el macizo andino, siendo este, el último contacto que se tuvo con la aeronave. Luego, sobrevendría el silencio de radio. 


Artículo de Los Andes, del 18 de mayo de 1960.






 Cronología de la Búsqueda


Año 1960  


19 de mayo: se inician las tareas de búsqueda, en una extensa zona de la Cordillera de Los Andes. Intervienen aviones de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), de Chile (FACH) y un C-46F de Transamerican.


Por tierra se organizan patrullas de Gendarmería Nacional y comienzan las investigaciones policiales, a cargo del Jefe de la IV Zona de la Policía de Mendoza, Comisario Inspector Eduardo Enrique Cía


20 de mayo: sólo tres aviones sobrevuelan la zona del lado argentino, un Avro Lincoln de la FAA y dos C-46F de Transamerican. Un puestero de apellido Muñoz declara haber oído pasar el avión, pero las declaraciones no pudieron ser confirmadas.


El 21 de mayo: regresa a San Rafael la comisión a cargo del comisario inspector Eduardo Enrique Cía, del puesto de José Muñoz, en las proximidades del campamento de la mina Atuel. De las declaraciones formuladas a la prensa surge que:


..."al llegar comisión hasta su vivienda, sus primeras palabras fueron: “Andan buscando el avión", para proseguir luego: "Mire; pasamos susto terrible. Creímos que se nos venía encima y debe estar en esta hoyada”...


..."el puestero continuó su relato, informándoles que un minuto después de haber pasado el avión, dejaron de escuchar el ruido de los motores y que consideraba que debía haber caído del lado noroeste del cerro “El Sosneado”...


Diario Los Andes, 21 de mayo de 1960.


22 de mayo: continúa la infructuosa búsqueda realizada por dos aviones, uno de la FAA y otro de la Transamerican. No se han confirmado las declaraciones del puestero José Muñoz, Debido a las malas condiciones meteorológicas imperantes, sólo se intentará llegar al avión siniestrado, si se tiene certeza de la ubicación.


Otros puesteros del Valle del Río Atuel, confirman lo reportado por José Muñoz.


23 de mayo: se suspende la búsqueda hasta el verano próximo, por cuanto se estima, que no existen sobrevivientes.





Se considera que el hecho, "Ha sido la mayor catástrofe aérea del Departamento San Rafael".


Año 1961 


EL HALLAZGO: El Sr. Luis Pincheiras, informa a la policía, que el puestero Eduardo Gutiérrez conoce el lugar donde cayó el avión.


..."Gutiérrez fue trasladado a San Rafael, donde expresó al entonces jefe de la IV Zona Policial, inspector general Luis Armando Morel, que el 25 de junio del corriente año, mientras buscaba unos animales por el cerro El Sosneado, encontró restos del avión desaparecido. Las ruedas en primer término, y más arriba, el cadáver intacto de un hombre, con la particularidad de estar descalzo"...

 

LOS ANDES, noviembre de 1961.


Integrantes de la Comisión de Rescate, al Cerro El Sosneado.
(Los Andes, noviembre de 1961)
 

22 de noviembre: parte una Comisión de Rescate al mando del Jefe del Escuadrón de GNA Malargüe, Cte. Principal, Pedro Fernández, con 24 efectivos. Se les suman la Policía de Mendoza con 7 efectivos y dos miembros de la Secretaría de Aeronáutica: el Sr, Miguel B. Martín, delegado investigador de la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) y el Sr Miguel Luis Luckow, su asesor técnico


Miembros de la JIAAC,  Miguel B. Martín
(sentado) y Luis Luckow, (de pie).
(Los  Andes 1962)

Establecen un Puesto Avanzado a 18 km de la máquina, en el Puesto GutiérrezLlevan entre su gran equipamiento, dos equipos portátiles de comunicaciones, uno de la policía y otro de GNA. Este último, quedaría fuera de servicio, al desbarrancarse la mula que lo transportaba. 


Por tal motivo, los partes diarios que llegaban a la radio policial, en el Puesto Avanzado, sufren demoras, al ser traídos  por un estafeta de a pie.


Tras grandes dificultades llegan a la zona. Encuentran dispersos pequeños restos de la aeronave, estimando que el fuselaje y las partes principales, están cubiertas por más de seis metros de nieve y desmoronamientos.


Se suspende nuevamente la búsqueda hasta enero/febrero de 1962. Se comienza a tejer la hipótesis, de que los restos del avión, han sido saqueados por los puesteros.




Rescate de las Víctimas del

 

Lima - Víctor - Golf - Golf - Juliette


Resto de uno de los motores en "estrella", del Curtiss C-46F.


Marzo de 1962


La colisión del C 46-F contra la ladera norte del Cerro Sosneado, se produjo según apreciación técnica, entre los 4500 y 4800 metros de altura.


Después de varios intentos frustrados por el mal tiempo y transcurrido mas de veintidós meses del siniestro, se accede a los restos del avión, dispersos en un área de 300 m.


"dos gendarmes transportan en una
manta, 
restos humanos rescatados"
(Foto: Los Andes)
El procedimiento fue llevado adelante por GNA y la Policía de Mendoza, en presencia del Secretario del Juzgado Federal de San Rafael, doctor Miguel J. S. Curí.

 

La destrucción de la aeronave fue total y los cuerpos, no escaparon a esa situación.


Gendarmería dispuso de mantas, para reunir los restos humanos, dispersos en la zona.


Si bien se tejieron muchas hipótesis sobre el siniestro, el informe final de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil, revelaría que:


CAUSA PROBABLE: "La aeronave voló en turbulencias extremadamente violentas, estuvo sujeta a esfuerzos mayores que aquellos para los que fue diseñada y se produjo una falla estructural en vuelo. Las causas que contribuyeron fueron: 1) preparación insuficiente para el vuelo; 2) arreglos inadecuados para el transporte seguro del ganado; y 3) la falta de familiarización de los pilotos con las condiciones meteorológicas imperantes".


Resumen de Accidentes de la OACI No.15 - Volumen I, Circular 78-AN/66 (33-37)





¡Cómo caídos del cielo!





Pasaron más de doce años del accidente. La mayoría de la gente lo había olvidado casi por completo y ocasionalmente, en alguna reunión familiar, alguno de los rescatistas, relataba lo sucedido en aquellas jornadas tan duras. 


Corría octubre de 1972 y en Junín, el vampiro de los Barriales atemorizaba a todos los habitantes de ese distrito, mientras que en San Rafael, una noticia comenzaba a rodar de boca en boca.


EL "avión de los caballos", habría transportado caudales compuestos por, más de trecientos mil dólares, soles de oro, dinero chileno, argentino y joyas por un monto desconocido; que no habían sido declarados en la aduana al salir, ni figuraban en el manifiesto de valores, proporcionado por la Empresa Transamerican, a la Comisión de Rescate.


A partir de una información sobre el progreso inexplicable de algunos puesteros de la zona, el Subcomisario Luis E. Grainu, Jefe de la Brigada de Investigacionesel oficial principal Osvaldo Barrera y agentes Carlos Lucio Romin y Oscar González, inician una larga investigación, que daría con ocho de los implicados en el hecho.


..."La nómina de detenidos es la siguiente: Julio Guzmán, argentino de 55 años, domiciliado en Campos Coihueco, Raúl Ramón Rivero Rojas, argentino de 34 años, soltero, domiciliado en puesto La Manga, El Sosneado; Jorge Abilio Rivero Rojas, hermano del anterior y con igual domicilio; Jaime Rojas Ubilla, argentino de 55 años, casado, ganadero y domiciliado en el puesto Arroyo Colorado, El Sosneado; Víctor Manuel Arteaga Vázquez, de 67 años, casado, ganadero y domiciliado en Coihueco.

Los detenidos se confesaron autores directos del saqueo del aparato y de las víctimas"...

"El saqueo del avión caído hace 11 años", El Andino, octubre de 1972.


También se detuvo en calidad de encubridores, a Bartolomé Pávez Espinosa (62), domiciliado en Coihueco; Ricardo Santos Díaz (54), de Fortín Malargüe y Pedro López (43), domiciliado en Malargüe.


De las investigaciones surge que, Pávez habría guardado el dinero con que  Guzmán, le compró  el puesto Coihueco a Días, usando la mitad de los dólares que poseía. Con ese dinero Días adquirió un negocio en Cañada Seca y Salmerón, habría recibido de Guzmán, mil doscientos soles de oro. Del resto del dinero y los valores, nunca más se supo.


TRANSAMERICAN AIR TRANSPORT


La empresa había iniciado sus actividades en 1958. En 1963 luego de enfrentar un juicio, declaró la quiebra.


Operaba con tres aviones Curtiss C-46F-1-CU Commando, fabricados en 1945, que habían pertenecido a la Fuerza Aérea Estadounidense (USAF).


Matrícula LV-GGJ, del cual hago mención en este artículo.


Matrícula LV-GJU, vendido en 1963 a LAPA (Línea Aérea Patagónica Argentina), accidentado en el Salar de Atacama, Chile, el 13 de julio de 1965, mientras transportaba carne.

 

Matrícula LV-GLE, vendido a LAPA (Línea Aérea Patagónica Argentina)en 1964. Adquirido en 1966, por Aerovías Halcón. Ameriza en cercanías al Faro Punta Lobos Chubut, el 17 de agosto de 1966, pasada las 18:00 h.

 

..."Aerovías Halcón, realizaba vuelos de carga entre Capital Federal y nuestro Río Grande, trayendo entre otras primicias, frutas y verduras"... (Diario Austral, Río Grande, 20 de agosto 1966).



Si bien se tejieron muchas hipótesis sobre la propiedad del dinero y las joyas, nunca se supo fehacientemente a quienes pertenecían, aunque todos los comentarios señalaban, a un ex político argentino exiliado en Europa


La historia del rancho empapelado con dólares, comenzó como un mito urbano y fue creciendo con la transmisión oral de la gente, hasta convertirse en un relato tan sólido, que hoy cuando se habla del tema en un fogón, no hay quien se atreva a desdecir al narrador, aunque la mayoría de los oyentes, conocen la verdadera historia.


Observando una carta, se puede notar que el avión se estrelló a 93 km al norte de la posición reportada, lo que manifiesta no llevaban navegante o que nunca abandonaron la condición de vuelo visual (VFR), agravando la estima, cuando las condiciones de visibilidad se cerraron por el mal tiempo.


Años después, otro Curtiss C-46D de bandera chilena, se estrellaría al realizar el cruce de la cordillera, por el Paso Piuquenes, pero claro, esa es otra historia.


 






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