Abandonamos la ciudad de
Mendoza, bajo una tenue lluvia de notas doradas, que suavemente se desprendían de los árboles, bañando con sus hojas, la mañana perezosa de mayo.
El otoño con su infinita paleta de ocres, nos abstraía permanentemente de la charla, para sumergirnos en una poesía paisajista, que contagiaba hasta las hierbas más pequeñas, con sus tonalidades amarillentas.
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Ciclistas alistándose para practicar MTB. |
Tras andar algo más de sesenta kilómetros, ingresamos a Potrerillos, cruzamos Las Vegas, El Valle del Sol y seguimos 5,1 kilómetros por un camino consolidado de ripio y tierra, con escaso mantenimiento, que nos condujo hasta el Puesto Las Lajas, hogar del estimado amigo Daniel y su familia.
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Callejón que sale del puesto y se interna en los cerros. |
Latitud: S33 02.478
Longitud; W69 19.266
Altura: 2381 m s.n.m.
¡Qué mejor para comenzar la marcha, que un día otoñal, templado y luminoso!...
Tras solicitar permiso en el puesto y abonar un pequeño canon de ingreso, comenzamos la caminata desde la zona de los corrales. Salimos con algo de prisa, pero a poco andar, el primer encuentro con la puna, nos detuvo por unos momentos.
La huella, está formada por una trama pedregosa que no permite agilizar la marcha, lo que nos brindó la hermosa oportunidad, de admirar la belleza de los cerros mientras caminábamos y continuar con la charla que traíamos. En este caso, nos ocupaban los vestigios ancestrales que íbamos a visitar y el porqué de su presencia en estos lugares.
La abundancia de plantas de bajo valor forrajero, me llamó la atención. Las hierbas medicinales tan comunes de la zona, tales como el tomillo, ajenjo gris, carqueja y otras, habían desaparecido. Cada tanto y entre las piedras del camino, asomaban pequeñas florcitas de "diente de león", siendo tal vez, las únicas que aportaban una nota de color a la caminata.
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Siguiendo la huella |
Creo oportuno mencionar, que este camino sirve de ruta de aproximación a muchos destinos del Parque Provincial Cordón del Plata, tales como la Laguna del Platita (4.100 msnm), el cerro El Platita (4.402 m), etc.
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El rebaño de cabras del puesto. |
Cuando llegábamos al arroyo, nos alcanzó un gran rebaño de cabras que soltaron para el pastoreo y fue a partir de ese momento que comprendí, porqué habían desaparecido las plantas y hierbas que extrañaba.
En sí, el sendero a seguir es muy simple, por lo que no hay posibilidades de perderse. Nosotros seguimos la huella hasta que llegamos al arroyo Las Mulas y descendimos por una pequeña barranca hasta sus veras.
Una vez allí, nos sentamos en unas rocas junto al agua, disfrutamos de la comida de marcha y nos hidratamos, bajo la música rumorosa que nos ofrecía el arroyo.
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Arroyo Las Mulas. |
Sus gélidas aguas, viajan
desde la Laguna del Platita y otros cursos menores, para luego atravesar el
Valle del Sol y Las Vegas, desaguando finalmente, en el río Blanco.
No es aconsejable beber estas aguas sin un tratamiento previo, por cuánto permanentemente abrevan rebaños de cabras y otros animales, que dejan caer desechos o residuos orgánicos en ellas.
Los Morteritos
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Los Morteritos (En la esquina superior derecha, se observa el arroyo "Los Morteros") |
Longitud: W69 20.173
Altura: 2538 msnm.
Después de cruzar el arroyo Las mulas y subir una pequeña barranca, llegamos a la Pampita de los Morteros.
Caminamos unos doscientos metros en dirección NO, por una "sendita" bien marcada, hasta una roca horizontal, de superficie irregular, en la que se han labrado tres concavidades oblongas de poca profundidad, conocidas como morteros o "piedras tacitas" y son las que le dan el nombre al arroyo y la quebrada.
Se los
denomina morteros fijos, por cuanto no pueden ser transportados y para su uso, es necesario complementarlo con una piedra de percusión, de uso manual llamada
"takana", del quechua: herramienta
con que se golpea).
Estos valiosos restos arqueológicos, se encuentran en una
zona donde habita el guanaco y el ñandú y es muy probable que hayan sido frecuentada hace miles de años, durante los meses cálidos, por grupos de cazadores y recolectores, pertenecientes a los primeros asentamientos humanos de Cuyo.
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Galpón |
El lugar es estratégico para un cazador nómade, por cuanto ofrece cacería, acceso a las fuentes de agua, que aportan los arroyos y una peña, que sirve de reparo.
El arroyo Morteritos que desagua en Las Mulas, es el más próximo a la peña, corre 50 m al este y los morteritos, distan 50 m al sur.
La presencia de más de una "tacita", da indicios de que podría tratarse de una roca comunitaria, que prestaría utilidad a un reducido grupo de personas o a más de una, y que recurrentemente hacían uso de este espacio.
Muchas teorías se ciernen en torno a las utilidades que prestaban, pero las más tradicionales señalan que se usaban para la molienda de granos o vainas, empleadas en la elaboración de harinas o bebidas; la elaboración de charqui (carne salada, deshuesada y secada) y pigmentos para pinturas de uso ceremonial o artístico.
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Orientación de los morteritos. |
Cómo siempre suelo llevar una brújula en la mochila, por curiosidad la coloqué sobre la superficie de la piedra, con la intención de determinar si los hoyos seguían algún patrón de orientación.
En la imagen puede observarse el resultado.
Nuevos estudios arqueológicos realizados en otros países, elaboran una teoría a partir de la cual, los morteros ceremoniales se habrían llenado de agua, para observar en su interior el reflejo de la Luna en sus distintas fases (ojos del cielo), para aprovechamiento y beneficio de la agricultura.
Así concluyó este entretenido viaje, que nos sumergió en un bello rincón de Potrerillos y nos conectó con restos arqueológicos ancestrales, que permanecen como testigos cabales, de otros momentos de la historia del lugar.
Un sendero ideal, para introducir a los más pequeños en este bello ambiente, que combina la vida de los puestos de chivos que guardan nuestros cerros y todas las maravillas con que la naturaleza se manifiesta.
Celeste, mi querida sobrina, fue una excelente compañera de ruta y Los morteritos, nos brindaron la excusa perfecta, para realizar nuestra primera incursión de senderismo, compartir charlas, comidas, risas y la singular belleza del lugar.